LD (EFE) El estado de alerta entre los efectivos policiales israelíes era especialmente notable en la ciudad de Jerusalén, donde culmina este lunes la celebración de Purim, la festividad durante la cual los judíos festejan el fracaso de un plan para diezmar a su comunidad en la antigua Asiria de la Mesopotamia, hace unos 2.500 años.
La primera reacción a raíz de las operaciones militares en Nuseirat y El Bureij, fue el disparo, sin consecuencias, de un misil de fabricación casera "Al-Kasam" contra un poblado israelí del norte del desierto meridional del Néguev, no identificado por el Ejército para no orientar a los grupos terroristas palestinos.
Según el viceministro de Defensa israelí, Zeev Boim, once de los muertos en esos campos palestinos eran terroristas miembros de Hamas, y cuatro menores que los asistían en el lugar de los enfrentamientos con los soldados israelíes. Fuentes militares aseguraron que los soldados, que aplastaron a los terroristas en los dos campos, no dispararon contra menores de edad porque lo tienen expresamente prohibido, y que, probablemente, los menores fueron víctimas de granadas lanzadas por los mismos terroristas.
En un comunicado emitido por la Oficina de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el primer ministro Abú Ala condena con dureza la última incursión israelí en los campos de refugiados de Al-Bureij y Nuseirat, en Gaza. En el texto también ha llamado a los integrantes del "Cuarteto de Madrid" y al Consejo de Seguridad de la ONU a intervenir urgentemente para que cese la escalada israelí. "El Gobierno palestino expresa su condena al terrorismo de Estado que lleva a cabo Israel contra nuestro pueblo", señala Abú Ala, quien califica la última incursión de la "mayor masacre en los campos de refugiados de Nuseirat y Al-Bureij, que ha dejado quince muertos y decenas de heridos".