España muestra su mejor cara en Italia a un mes y medio para la Eurocopa (1-1)

(Libertad Digital) El encuentro fue interesante, jugado a buen ritmo, intensidad y desgaste. La fiesta de Roberto Baggio, con 37 años y en su vuelta a la selección italiana tras poco más de cinco años de ausencia para vivir una especie de despedida-homenaje, duró 87 minutos, el tiempo que estuvo sobre el césped. Il Codino, último italiano en conquistar el Balón de Oro (1993), ha demostrado seguir teniendo un toque excelente, pero también el lógico bajón físico que dan el paso de los años.

Fiestas y homenajes al margen, los primeros veinte minutos de España fueron de chapeau. Desde el inicio se hizo con el control y dominio de la situación, tocando, mareando al rival y abriendo a las bandas cuando era preciso, lo que volvía loca a una squadra azzurra que apenas pasaba del medio campo. Iñaki Sáez podía mostrarse satisfecho de su experimento con el dúo Xabi Alonso-Albelda, pues robaban el balón, anulaban a Perrotta y Pirlo, y distribuían con fluidez y criterio, en especial el vasco. Lo único que le faltaba a España para redondear su total dominio era el gol, si bien pudo llegar pronto, cuando Buffon despejó un disparo cercano de Raúl que se había quedado sólo ante el meta italiano. Cinco minutos después, en pleno dominio visitante, llegó el gol en un disparo de Juanito, resolviendo una serie de rechaces. Pero no subió al marcador al ser anulado por el colegiado inglés Graham Poll de por un supuesto fuera de juego de Helguera que no era. Los de Giovanni Trapattoni estaban a merced de España y notaba en exceso las ausencias de teóricos titulares para la Eurocopa como Nesta, Camoranesi, Cristiano Zanetti, Totti, Del Piero y Filippo Inzaghi.

 

Tuvo que ser el Baggio, que hasta entonces apenas había intervenido ante la buena presión rival, quien a los veinte minutos sacara de la mediocridad a su equipo. De una acción suya nació la primera llegada con peligro de Italia, con disparo de Perrotta al borde del área de penalti despejado con acierto por Raúl Bravo. La ocasión animó al equipo transalpino, que con un Baggio más activo y a base de embestidas más que de juego construido vivió sus mejores minutos del partido. Pero en ellos la defensa española, y en particular Iván Helguera, resolvió con acierto el agobio. Cumplida la media hora, el equipo español volvió a recuperar su imagen y el balón. Y con ello llegaron nuevas ocasiones de gol ante la meta de un Buffon que pudo claudicar si Cannavaro no llegara a anteponerse a un disparo de Morientes o si el jugador del Mónaco no hubiera llega a un centro de Raúl. En el último minuto del primer tiempo pudo llegar el delirio local, en un remate de cabeza de Roberto Baggio, tras saque de falta, que salió desviado. Pero se llegaba al descanso sin goles.

En la reanudación, España realizó cinco cambios y, con ellos, otra de las pruebas deseadas por Iñaki Sáez: la pareja Valerón-Fernando Torres, que jugaban por vez primera juntos. Además, Xavi sustituía a Xabi Alonso y Manuel Pablo y Joaquín (Etxeberría pasaba a la izquierda) tuvieron sus minutos. La conexión Valerón-Fernando Torres no pudo ser más mortífera: un pase en profundidad del canario permitió al Niño batir de fuerte disparo cruzado a Peruzzi, que en el descanso había salido en lugar de Buffon, con lo que el meta del Lazio volvía a jugar tras más de cuatro años de ausencia. El 0-1, gracias al primer gol como internacional absoluto de Torres, duró sólo tres minutos, pues Vieri estableció rápidamente el empate al culminar de cabeza un buen centro. El partido estaba abierto y emocionante, con ambos conjuntos buscando el gol. Pudo llegar pronto el doblete del Niño, que ha mostrado sus grandes dotes de desmarque y velocidad. No se produjo porque la experiencia de Peruzzi le hizo no moverse y tocar lo justo ante el intento de superarle con una vaselina.

Durante los siguientes minutos, España siguió teniendo más el balón. Joaquín se mostraba con ganas, e Italia, con Roberto Baggio jugando más cera de Vieri, estaba a la espera de lanzar un mortífero contragolpe. En el carrusel de cambios, era el equipo de Sáez quien más cerca estaba de romper el empate del marcador, bien en disparos lejanos detenidos por Peruzzi o en centros de Joaquín. Lo que llegó en el minuto 87 fue la pasarela para Roberto Baggio: su sustitución en medio de los aplausos de todos los presentes. Y es que se olía que era el adiós como internacional de uno de los últimos genios. Al final, la fiesta de Baggio se cerró con un empate a un tanto que no se producía entre ambos desde el 28 de febrero de 1959, en partido también amistoso jugado en tierras transalpinas.