L D (EFE) Rajoy, que participó en Valladolid en un acto de entrega de carnés a los 630 nuevos afiliados al PP desde las elecciones del 14 de marzo, realizó en su intervención algunos "comentarios" que no "críticas", ya que no se puede criticar lo que no se ha hecho, a las primeras actuaciones del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Arropado por más de 1.500 militantes y simpatizantes del PP de Castilla y León, el doble del aforo de la sala donde se desarrolló el acto, calificó de "vergüenza" las declaraciones de Alonso, y anunció además que su partido no aceptará que "se intente manipular una comisión de investigación -la del 11-M- porque a quien tiene la mayoría no le conviene" que a la misma acudan todos los que tienen algo que contar.
El secretario general del PP se mostró a favor de que se cree una comisión para saber qué ocurrió pero afirmó que no aceptará que sólo acudan a ella los anteriores responsables políticos "esto es, el Gobierno", sino, por ejemplo, los que dijeron que el Ejecutivo contó mentiras, y "quién se lo dijo".
Se mostró especialmente crítico con las declaraciones de Alonso, el único ministro del Interior "al que le han nombrado al director general de la Policía y al de la Guardia Civil", y al que "le han quitado competencias" en inmigración y de lucha contra la droga.
En una irónica intervención en la que jugó con el "talante y el diálogo" que predica Rodríguez Zapatero, a los que él se "apuntó" siempre que se apliquen, ya que hasta ahora "conmigo no ha hablado nadie", también se refirió a las medidas contra la violencia de género adoptadas hoy por el Consejo de Ministros que, según él, coinciden con las aprobadas por José María Aznar. Analizó también los primeros pasos en política internacional del Gobierno central, con los "peores resultados de la historia" en la negociación del algodón, el aceite y el tabaco, y pronosticó que Zapatero "con el eje, los abrazos, la tolerancia y el diálogo va a hacer un flaco favor a los intereses de España".
"Si lo hace, tiene que saber que el PP va a defender los intereses de España", advirtió el líder del PP, quien irónicamente contrapuso los abrazos y las sonrisas de Zapatero al tono "mal educado e intolerante" atribuido por el PSOE al Gobierno de Aznar, que logró "fondos vitales" para el país.
Arropado por más de 1.500 militantes y simpatizantes del PP de Castilla y León, el doble del aforo de la sala donde se desarrolló el acto, calificó de "vergüenza" las declaraciones de Alonso, y anunció además que su partido no aceptará que "se intente manipular una comisión de investigación -la del 11-M- porque a quien tiene la mayoría no le conviene" que a la misma acudan todos los que tienen algo que contar.
El secretario general del PP se mostró a favor de que se cree una comisión para saber qué ocurrió pero afirmó que no aceptará que sólo acudan a ella los anteriores responsables políticos "esto es, el Gobierno", sino, por ejemplo, los que dijeron que el Ejecutivo contó mentiras, y "quién se lo dijo".
Se mostró especialmente crítico con las declaraciones de Alonso, el único ministro del Interior "al que le han nombrado al director general de la Policía y al de la Guardia Civil", y al que "le han quitado competencias" en inmigración y de lucha contra la droga.
En una irónica intervención en la que jugó con el "talante y el diálogo" que predica Rodríguez Zapatero, a los que él se "apuntó" siempre que se apliquen, ya que hasta ahora "conmigo no ha hablado nadie", también se refirió a las medidas contra la violencia de género adoptadas hoy por el Consejo de Ministros que, según él, coinciden con las aprobadas por José María Aznar. Analizó también los primeros pasos en política internacional del Gobierno central, con los "peores resultados de la historia" en la negociación del algodón, el aceite y el tabaco, y pronosticó que Zapatero "con el eje, los abrazos, la tolerancia y el diálogo va a hacer un flaco favor a los intereses de España".
"Si lo hace, tiene que saber que el PP va a defender los intereses de España", advirtió el líder del PP, quien irónicamente contrapuso los abrazos y las sonrisas de Zapatero al tono "mal educado e intolerante" atribuido por el PSOE al Gobierno de Aznar, que logró "fondos vitales" para el país.