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Los Príncipes fueron aclamados en San Sebastián al grito de "injusticia, queremos ver a Letizia"

Los Príncipes de Asturias han llegado a las 15.15 horas al restaurante Arzak de San Sebastián, donde fueron aclamados por varios cientos de personas que aguardaban para recibirles, al conocer que la capital donostiarra era uno de los destinos de la gira por España que están efectuando con motivo de su luna de miel. Los Príncipes intentaron esta vez entrar en el restaurante sin ser vistos, por lo que los congregados gritaron “injusticia, queremos ver a Letizia”.

Los Príncipes de Asturias han llegado a las 15.15 horas al restaurante Arzak de San Sebastián, donde fueron aclamados por varios cientos de personas que aguardaban para recibirles, al conocer que la capital donostiarra era uno de los destinos de la gira por España que están efectuando con motivo de su luna de miel. Los Príncipes intentaron esta vez entrar en el restaurante sin ser vistos, por lo que los congregados gritaron “injusticia, queremos ver a Letizia”.
L D (EFE) La primera visita de Don Felipe y Doña Letizia a Guipúzcoa como Príncipes de Asturias fue breve pero intensa, con un apretado programa de tres horas en las que los recién casados tuvieron tiempo para comer en el restaurante Arzak, contemplar la playa de la Concha y visitar el museo Chillida Leku, antes de regresar a Madrid.

La pareja llegó sobre las tres y cuarto de la tarde al restaurante Arzak de San Sebastián, donde fueron aclamados por varios cientos de personas que aguardaban para recibirles al conocer que la capital donostiarra era uno de los destinos de su gira por España con motivo de su luna de miel, tras visitar Sos del Rey Católico (Zaragoza) y Olite (Navarra).

El coche que trasladaba a los Príncipes, un Audi A-8 azul, conducido por Don Felipe, llegó al restaurante lentamente, rodeado de una decena de escoltas a pie, mientras que desde el interior del vehículo los recién casados saludaban con la mano al público, que les aclamaba en el exterior. El vehículo entró al aparcamiento privado del restaurante, ubicado en la trasera del inmueble, desde donde la pareja accedió al edificio sin que pudiera ser vista por la mayoría de las personas concentradas en el exterior del establecimiento. Los esposos se asomaron a un balcón para saludar al público y agradecer el recibimiento, gesto que fue correspondido con una gran ovación.
 
Paseo por La Concha

Los Príncipes abandonaron Arzak minutos antes de las cinco de la tarde para dirigirse a la playa de La Concha, donde se reunieron decenas de curiosos al enterarse de la llegada de la pareja por el despliegue de seguridad y los periodistas que esperaban a los recién casados. Aprovechando el sol espléndido que brillaba en San Sebastián, los Príncipes estacionaron su coche en la zona conocida como La Perla y se dirigieron a pie a la barandilla de La Concha distante escasos metros, entre las aclamaciones y aplausos de los asistentes que cada vez se reunían en un número mayor en las inmediaciones, muchos de ellos en traje de baño y biquini, tras haber abandonado la playa para contemplar a los esposos.

Don Felipe, vestido de forma informal con una camisa azul, vaqueros verdes, zapatillas deportivas y cámara de fotos en bandolera, y Doña Letizia con chaquetilla y suéter color crema, falda negra con zapatos planos a juego y gafas de sol a la moda, posaron para los fotógrafos con la isla de Santa Clara de fondo, contemplados por un corro de curiosos que no cesaron de estrecharles las manos. Gritos de "¡Guapa, guapa!" dirigidos a Doña Letizia y de "¡Vivan los Príncipes!" acompañaron a los esposos reales los escasos diez minutos que permanecieron en La Concha, desde cuyo paseo saludaron amistosamente a los ociosos que tomaban el sol en la playa.

La anécdota simpática de la jornada la puso el Príncipe Felipe cuando, con sentido del humor, pidió a los cámaras y periodistas que les rodeaban que le dispensaran un momento para, como una pareja de turistas cualquiera, retratar a su esposa junto a la bahía, algo a lo que ella accedió, sujetándose la falda para evitar sorpresas con el viento.
 
Visita al Chillida Leku

Instantes después los recién casados regresaron a su automóvil seguidos por un enjambre de curiosos que no se cansaron de animarles y pedirles la mano hasta que montaron en el coche para dirigirse al museo Chillida Leku de Hernani, que abrió especialmente para los Príncipes, y donde también esperaban decenas de curiosos para aclamarles y saludarles.

La familia de Eduardo Chillida y los trabajadores del museo recibieron a la pareja, que empleó casi una hora en contemplar las esculturas instaladas en el exterior de las instalaciones y en el caserío Zabalaga con las que se mostraron "encantados". Pilar Belzunce, viuda de Chillida, obsequió a los esposos con sendas serigrafías, varios libros sobre el escultor fallecido y un pañuelo de seda con dibujo del artista que Doña Letizia se llevó puesto.

Los Príncipes partieron a las seis y media del museo, en cuyo exterior todavía tuvieron tiempo de saludar a varias decenas de personas que les aguardaban, tras lo que abandonaron Guipúzcoa con destino a Madrid.

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