L D (Agencias) Este lunes se han reunido en Luxemburgo los titulares de Exteriores de los Veinticinco para preparar la recta final de las negociaciones sobre la Constitución. El presidente en ejercicio del Consejo de Ministros de Asuntos Generales, el irlandés Brian Cowen, dio inicio a la sesión hurgando en la herida. “Que levanten la mano los que hayan ganado las elecciones, pero los Gobiernos recientemente elegidos no”. Quería así recordar que en 13 de los 25 Estados miembros han vencido formaciones que están en la oposición, lo que apunta a una “nacionalización” del debate.
Cowen dijo sentirse “animado” por las conclusiones del debate mantenido este lunes, si bien no pudieron alcanzarse acuerdos en aspectos como la referencia al cristianismo en el Preámbulo de la Constitución, el valor jurídico de la Carta de Derechos Fundamentales o la declaración relativa a los procedimientos del Pacto de Estabilidad del euro. Al parecer, el Reino Unido ha podido ver satisfechas sus exigencias en cuanto al mantenimiento del derecho de veto en las decisiones sobre política fiscal, seguridad social, cooperación judicial penal y política exterior y de defensa.
A juicio del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, los culpables de los resultados y de los paupérrimos índices de participación han sido los partidos tradicionales, debido a su “falta de entusiasmo” en la campaña y a su reticencia a plantear una “verdadera discusión” sobre los asuntos europeos.
El ministro francés de Exteriores, Michel Barnier, sostuvo que la elevadísima abstención registrada pone de relieve la “necesidad política” de que los jefes de Estado y de Gobierno aprueben cuanto antes el texto constitucional. Según su criterio, los índices “extremadamente fuertes” de abstención significan que las preocupaciones de la opinión pública son la seguridad, la estabilidad mundial y las cuestiones sociales, y para afrontar tales problemas “hace falta que la casa europea esté en orden”, lo que a su vez haría imprescindible contar con una Constitución.
En parecidos términos se expresó Moratinos. “No podemos quedarnos con los brazos cruzados”, afirmó. “Tenemos que involucrar cada vez más a la ciudadanía para que construya, junto con los Gobiernos, el proyecto europeo”. Y la mejor manera de hacerlo, a su entender, consiste en aprobar la Constitución; una Constitución “cuanto más ambiciosa, mejor, porque los ciudadanos se sentirán mejor representados”.
“Lo más negativo sería volver a una Europa de Estados muy de tendencia y deriva estatalista”, opinó. “Hay que recuperar el espíritu federalista en la construcción europea, para ilusionar a los ciudadanos. Pero esto hay que explicarlo bien, las ventajas y los desafíos que plantea”, añadió.