(Libertad Digital) Van Nistelrooy sabe que está ante su gran momento. A punto de cumplir 27 años y después de perderse la Eurocopa 2000 y el Mundial 2002, necesita demostrar que es el atacante de gran nivel. Respaldado por la titularidad que le ha dado Dick Advocaat en detrimento de Patrick Kluivert, se puso en camino y salvó parte del futuro de un equipo que se ha mostrado inferior a su rival.
Alemania y Holanda no atraviesan por su mejor momento. El conjunto de Rudi Voeller, porque echa en falta jugadores de calidad, y el de Advocaat, porque es incapaz de acudir a una gran cita limpio de polémicas. Pero al subcampeón del mundo le sigue salvando su carácter competitivo. Cuando llega una fase final sabe cómo tiene que jugar y se aplica a ello, mientras que Holanda ha llegado a Portugal con el técnico más predispuesto a un sistema (4-4-2) que el que le han impuesto sus jugadores (4-3-3). Por eso, a Alemania, que no alineó más que a un punta, Kevin Kuranyi, le bastó con intimidar a su rival con una fuerte presión e imponer su superioridad en el centro del campo para dominar con cierta comodidad durante el primer tiempo.
Comenzó a bombear balones al área, a sembrar de dudas el centro de la defensa holandesa y, en una de esas, se puso en ventaja. Fue una falta lanzada desde la izquierda por Torsten Frings , que no encontró rematador, ni defensa que la despejase, y sorprendió a Edwin van der Sar (minuto 30). Holanda ofreció su peor cara en desventaja porque no encontró la forma de acabar con el dominio germano y no amenazó la meta de Oliver Kahn hasta el minuto 41, con un disparo de Rafael van der Vaart que salió ligeramente desviado.
Tras el descanso entraron Overmars y Sneijder. Pero la selección oranje no mejoró y tardó más de media hora en poner en apuros a Kahn, que sacó con una buena intervención un duro disparo desde fuera del área de Overmars. A la desesperada, Advocaat sacó un nuevo atacante, pero no se acordó ni de Kluivert ni de Makaay, sino de Van Hooijdonk, un jugador con fama de resolver cuando entra como suplente, aunque fue Van Nistelrooy el que rescató a Holanda, con un acrobático remate tras un centro de Andy van der Meyde. Con nueve minutos por delante, a Alemania le entró el "síndrome inglés" e incluso Holanda pudo vencer a una selección que tembló en exceso, pero que salvó un empate.
Alemania y Holanda no atraviesan por su mejor momento. El conjunto de Rudi Voeller, porque echa en falta jugadores de calidad, y el de Advocaat, porque es incapaz de acudir a una gran cita limpio de polémicas. Pero al subcampeón del mundo le sigue salvando su carácter competitivo. Cuando llega una fase final sabe cómo tiene que jugar y se aplica a ello, mientras que Holanda ha llegado a Portugal con el técnico más predispuesto a un sistema (4-4-2) que el que le han impuesto sus jugadores (4-3-3). Por eso, a Alemania, que no alineó más que a un punta, Kevin Kuranyi, le bastó con intimidar a su rival con una fuerte presión e imponer su superioridad en el centro del campo para dominar con cierta comodidad durante el primer tiempo.
Comenzó a bombear balones al área, a sembrar de dudas el centro de la defensa holandesa y, en una de esas, se puso en ventaja. Fue una falta lanzada desde la izquierda por Torsten Frings , que no encontró rematador, ni defensa que la despejase, y sorprendió a Edwin van der Sar (minuto 30). Holanda ofreció su peor cara en desventaja porque no encontró la forma de acabar con el dominio germano y no amenazó la meta de Oliver Kahn hasta el minuto 41, con un disparo de Rafael van der Vaart que salió ligeramente desviado.
Tras el descanso entraron Overmars y Sneijder. Pero la selección oranje no mejoró y tardó más de media hora en poner en apuros a Kahn, que sacó con una buena intervención un duro disparo desde fuera del área de Overmars. A la desesperada, Advocaat sacó un nuevo atacante, pero no se acordó ni de Kluivert ni de Makaay, sino de Van Hooijdonk, un jugador con fama de resolver cuando entra como suplente, aunque fue Van Nistelrooy el que rescató a Holanda, con un acrobático remate tras un centro de Andy van der Meyde. Con nueve minutos por delante, a Alemania le entró el "síndrome inglés" e incluso Holanda pudo vencer a una selección que tembló en exceso, pero que salvó un empate.