Gobierno y operadoras pactan nuevas condiciones para la implantación de la UMTS

L D (EFE) Tras inaugurar una jornada de telecomunicaciones organizada por el Instituto de Empresa y Jazztel, Francisco Ros ha explicado que, una vez reducidas "sustancialmente" las cargas financieras hace una año, el nuevo acuerdo revisa sobre todo aspectos como la cobertura y la calidad del servicio.

 

Aunque rehusó dar detalles del expediente, Ros comentó que el acuerdo mantiene los compromisos de cobertura, pero que los retrasa en el tiempo, debido a la existencia de restricciones tecnológicas y a la insuficiente disponibilidad de terminales para la nueva tecnología. El responsable de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones añadió que los compromisos de calidad también se han mantenido, aunque la mayor eficiencia actual de las tecnologías ha permitido reducir el número de antenas previstas.

 

Respecto a las inversiones que han de realizar las operadoras para la prestación del nuevo servicio, que hasta ahora se cifraban en unos 6.000 millones de euros para los próximos 10 años, fuentes de la Secretaría explicaron que el ministro de Industria, José Montilla, las hará públicas esta tarde en su comparecencia ante el Senado.

 

La revisión de estos compromisos de los operadores tiene el objetivo de facilitar que los operadores con licencia UMTS (Telefónica Móviles, Vodafone, Amena y Xfera) pongan en marcha la telefonía móvil de tercera generación cuanto antes. Telefónica Móviles y Vodafone iniciaron el mes pasado sus servicios comerciales de UMTS, mientras que Amena prevé hacerlo en el mes de octubre, y Xfera, el operador que todavía no presta ningún tipo de servicio, lo hará previsiblemente a mediados de 2005.

 

 

Durante la inauguración de la jornada, Ros advirtió de que España "se encuentra a la cola de la productividad", debido a que, en su opinión "se han hecho esfuerzos importantes, pero insuficientes", en la implantación de las nuevas tecnologías de la información. A este respecto, indicó que en sólo un año España ha perdido un punto de su posición relativa en Europa en cuanto a penetración de la banda ancha de Internet, y que en estos momentos se encuentra 7 u 8 décimas por debajo de la media de la Unión Europea (UE).