L D (EFE) Kim Sun Il fue secuestrado el pasado 17 de junio por miembros del grupo terrorista suní 'Monoteísmo y Yihad', que se presume vinculado al jefe de Al-Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui. Contaba 33 años de edad, era predicador evangélico y se ganaba la vida como traductor de árabe para una empresa que suministra víveres al Ejército de EEUU.
Los terroristas amenazaron al Gobierno de Seúl con asesinar a Kim Sun Il si no suspendía el envío de tropas a Irak. Las autoridades surcoreanas replicaron este lunes al chantaje anunciando que mantenían sus planes para desplegar en aquel país 3.000 soldados. Ese mismo día expiraba el plazo impuesto por los criminales; posteriormente anunciaron que retrasaban el asesinato de su rehén, sin ofrecer una nueva fecha. Finalmente, este martes han procedido a perpetrar su crimen, empleando el método de la decapitación.
Londres y Washington condenan este "acto de barbarie"
Un portavoz de Downing Street (residencia oficial del primer ministro británico) calificó en la tarde de este martes como "acto de barbarie" la decapitación del ciudadano surcoreano, mientras que el presidente de EEUU, George W. Bush, afirmó: "El mundo libre no puede dejarse intimidar por las acciones brutales de estos bárbaros". "(Los terroristas) tratan de quebrar nuestra confianza y nuestra determinación. Tratan de que nos retiremos para que ellos puedan imponer su visión sombría", agregó.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, también condenó "este crimen cruel", que "no tiene justificación política ni de otro tipo". Además, exigió a los terroristas que operan en Irak la liberación "inmediata" de todas las personas que mantienen secuestradas.