L D (EFE) Los investigadores dijeron que aún se desconocen los motivos por los que este hombre entró armado con dos pistolas y empezó a disparar indiscriminadamente en la planta de empaque de carnes de la empresa ConAgra Foods, en el estado de Kansas. El subjefe de la policía de Kansas City, Sam Breshears, manifestó que los informes previos de que había al menos siete muertos en la cafetería de las instalaciones eran incorrectos. Otras tres personas que resultaron heridas fueron trasladadas a un hospital universitario y una de ellas se encuentra en condición crítica.
Varios testigos indicaron a un canal de televisión afiliado a la cadena NBC que el atacante, descrito por la policía como un hombre de color, parecía buscar a varias personas en particular. El sospechoso, de entre treinta y cuarenta años, ordenó a varias personas que abandonaran el salón, pero frenó el paso a otras, antes de comenzar a disparar.
Daniel Jenkins, un empleado de la fábrica, dijo al canal de televisión KSHB que sintió olor a humo, fue a investigar y, al ver al hombre armado, corrió a alertar a sus compañeros. Pero nadie le creyó hasta que se oyeron los disparos y los gritos del personal. Según Jenkins, el individuo era un empleado de la empresa que había sido despedido cinco meses antes y posteriormente fue contratado de nuevo. Los empleados desalojaron el edificio, al que acudieron varios vehículos de la policía local y de los servicios de emergencia, mientras decenas de familiares y amigos comenzaban a llegar a la fábrica para averiguar la suerte de los suyos.
Varios testigos indicaron a un canal de televisión afiliado a la cadena NBC que el atacante, descrito por la policía como un hombre de color, parecía buscar a varias personas en particular. El sospechoso, de entre treinta y cuarenta años, ordenó a varias personas que abandonaran el salón, pero frenó el paso a otras, antes de comenzar a disparar.
Daniel Jenkins, un empleado de la fábrica, dijo al canal de televisión KSHB que sintió olor a humo, fue a investigar y, al ver al hombre armado, corrió a alertar a sus compañeros. Pero nadie le creyó hasta que se oyeron los disparos y los gritos del personal. Según Jenkins, el individuo era un empleado de la empresa que había sido despedido cinco meses antes y posteriormente fue contratado de nuevo. Los empleados desalojaron el edificio, al que acudieron varios vehículos de la policía local y de los servicios de emergencia, mientras decenas de familiares y amigos comenzaban a llegar a la fábrica para averiguar la suerte de los suyos.