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Grecia traslada la tragedia a Portugal y se proclama contra pronóstico campeona de Europa

Con el estilo defensivo impuesto durante toda la Eurocopa Grecia ha ganado la gran final de la Eurocopa gracias al solitario gol de Charisteas en el minuto 57 ante la anfitriona Portugal y conquista por primera vez en su historia un título internacional. El conjunto luso ha vuelto a sucumbir ante la muralla helena y se sume en un mar de lágrimas al ver volar el sueño de lograr el campeonato continental en su propia casa. El capitán griego, Zagorakis, ha sido proclamado mejor jugador de la final. El pichichi de la Eurocopa ha sido el delantero checo Milan Baros. 

Con el estilo defensivo impuesto durante toda la Eurocopa Grecia ha ganado la gran final de la Eurocopa gracias al solitario gol de Charisteas en el minuto 57 ante la anfitriona Portugal y conquista por primera vez en su historia un título internacional. El conjunto luso ha vuelto a sucumbir ante la muralla helena y se sume en un mar de lágrimas al ver volar el sueño de lograr el campeonato continental en su propia casa. El capitán griego, Zagorakis, ha sido proclamado mejor jugador de la final. El pichichi de la Eurocopa ha sido el delantero checo Milan Baros. 

(Libertad Digital) Un hombre ha hecho posible que una selección sin ningún peso en el panorama europeo se haya coronado como reina de Europa. El sargento de hierro alemán Otto Rehhagel ha moldeado un equipo hermético, cerebral y cuasi-robótico. Si mediante la eficacia y el orden defensivo no han perdido los últimos tres partidos, la eficacia a balón parado les ha ofrecido las tres victorias más importantes de su historia.  Portugal, que esperaba vengar la derrota ante Grecia del partido inaugural y rematar una noche mágica para todo el país se desesperó una y otra vez ante la táctica helena. Los dioses griegos bajaron del Olimpo al estadio de La Luz y guiaron a unos jugadores más que terrenales.  A pesar del fútbol poco victoso Grecia es el nuevo campeón de Europa contra pronóstico pero merecidamente.

Portugal atacó y Grecia defendió, guión previsto

Enseguida se vieron sobre el césped de La Luz las intenciones de los dos equipos. Ninguno renunció al estilo practicado durante el campeonato. Dos tipos diferentes y antagónicos, pero con idéntico resultado hasta el partido final. Grecia a la defensiva y dejando a Charisteas como hombre isla esperando su oportunidad.  Portugal puso el fútbol ofensivo por los cuatro costados. Intentaron los de Luiz Felipe Scolari llevar, como en todo el torneo, la iniciativa del juego, tener el esférico en su poder. El técnico brasileño confió de nuevo para ello en la habilidad de hombres como Deco, Figo, Maniche y Costinha, en la calidad de Ronaldo y en el oportunismo de Pauleta en el ataque.

Pero se encontró Portugal con un hueso muy complicado de roer. Desde atrás los centrales griegos Dellas y Kapsis eran dos torres para los delanteros locales y Giannakopulos fue una pesadilla en los contragolpes de su equipo. Incluso fueron los griegos los primeros en asustar. Charisteas (m.17) puso un nudo en la garganta a los, aproximadamente, 45.000 portugueses que poblaban la grada de La Luz. Respondieron los anfitriones con un tiro lejano de Maniche (m.23), que salió rozando el poste derecho de Nikopolidis y con una bonita jugada de Cristiano Ronaldo. Pero Portugal estaba espeso y ni siquiera el cambio de botas de Figo solucionó sus problemas. No era el equipo de eliminatorias precedentes. Redoblaron sus esfuerzos los de Scolari en la segunda mitad, en la que acentuaron el asedio a la portería griega.

Charisteas transformó el miedo en realidad

El fantasma del encuentro inaugural sobrevolaba por La Luz.  Y en el minuto 57, los malos presagios para el anfitrión se convirtieron en realidad. Basinas botó un córner desde el lado derecho y Charisteas remató de cabeza a la red de Ricardo. Era el tercer tanto de Charisteas en la Eurocopa y un mazazo de dimensiones considerables para Portugal y su hinchada. Quedaban 33 minutos por delante para, por lo menos, forzar la prórroga. Pero si hasta ese momento Portugal se había perdido en el engranaje defensivo griego, nada hacía prever que no siguiese ocurriendo. Y así fue. Grecia resistió hasta el final ante la inmensa alegría de sus 18.000 incondicionales que no paraban de animar desde la grada. Se coronó campeón de Europa, dejó a Portugal a las puertas de cielo y hundió a los anfitriones en una depresión que les impedirá, de momento, valorar el magnífico campeonato realizado.

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