L D (Agencias) El titular de Defensa expuso, a petición propia durante más de una hora ante la Comisión correspondiente del Congreso, las causas del accidente, el plan de vuelo, las características del avión siniestrado, las quejas recibidas sobre aviones soviéticos, la identificación de los cadáveres y las medidas que pondrá en marcha su departamento.
Según José Bono, se ignoraron reiteradamente y posteriormente se ocultaron las quejas recibidas sobre la seguridad de los aviones y no se realizaron inspecciones técnicas de la aeronave, que tuvo un programa de vuelo erróneo y en el que el registro de voz de la cabina no funcionaba, según informa EFE.
En el accidente del Yakovlev-42, ocurrido el 26 de mayo de 2003 en Turquía y que causó la muerte a 62 militares españoles, faltó diligencia y respeto a la verdad y sobraron certezas, afirmó el ministro. Tras afirmar que Ministerio de Defensa hará de forma inmediata las pruebas de ADN para identificar los 23 cadáveres que aún no lo están, Bono anunció asimismo que llevará al Consejo de Ministros un proyecto de ley sobre indemnizaciones para el personal en misiones en el exterior.
En cuanto a la identificación de los cadáveres, aclaró que las autoridades turcas no dejaron en un primer momento participar a los equipos españoles y entregaron bolsas con restos de 30 cuerpos sin identificar. Afirmó que todas las pruebas de ADN entregadas por Turquía son correctas y que las otras 22 incorrectas las hicieron los equipos españoles. En la identificación de cadáveres y el traslado hubo "prisas" y la expedición de certificados de defunción se realizó sin que las defunciones estuvieran inscritas en el registro consular.
Aseguró que la falta de diligencia tiene nombre y apellidos y observó que no todas las responsabilidades caen sobre los pilotos del YAK. Sobre el papel del anterior ministro, Federico Trillo, Bono afirmó "no soy su juez, ni abogado, ni fiscal".
Sobre las causas del accidente indicó que las autoridades turcas lo atribuyen a errores del piloto, pero, según explicó el ministro, el piloto y la tripulación llevaban horas excesivas de vuelo y nunca antes habían tomado tierra en el aeropuerto de destino (Trevisondo). Desveló que, al despegar la aeronave en Ucrania, no funcionaba el grabador de voz, lo que supone un incumplimiento de las normativas de seguridad aérea y desveló que el plan de vuelo no fue correcto y la tripulación llevaba más de 23 horas trabajando, lo que también supone vulnerar la legislación.
Sobre las quejas recibidas antes del accidente sobre este tipo de aviones, el ministro desveló que están registradas 12, en las que se cuestiona su seguridad, dos de ellas procedentes de militares fallecidos en Turquía. En este sentido, también se refirió a un informe del Ejercito de Tierra que llegó al Estado Mayor de la Defensa que alertaba de los riesgos en los traslados con este tipo de aviones, y afirmó que sin embargo, ante las quejas recibidas, no se levantó ninguna inspección ni expediente.
Según José Bono, se ignoraron reiteradamente y posteriormente se ocultaron las quejas recibidas sobre la seguridad de los aviones y no se realizaron inspecciones técnicas de la aeronave, que tuvo un programa de vuelo erróneo y en el que el registro de voz de la cabina no funcionaba, según informa EFE.
En el accidente del Yakovlev-42, ocurrido el 26 de mayo de 2003 en Turquía y que causó la muerte a 62 militares españoles, faltó diligencia y respeto a la verdad y sobraron certezas, afirmó el ministro. Tras afirmar que Ministerio de Defensa hará de forma inmediata las pruebas de ADN para identificar los 23 cadáveres que aún no lo están, Bono anunció asimismo que llevará al Consejo de Ministros un proyecto de ley sobre indemnizaciones para el personal en misiones en el exterior.
En cuanto a la identificación de los cadáveres, aclaró que las autoridades turcas no dejaron en un primer momento participar a los equipos españoles y entregaron bolsas con restos de 30 cuerpos sin identificar. Afirmó que todas las pruebas de ADN entregadas por Turquía son correctas y que las otras 22 incorrectas las hicieron los equipos españoles. En la identificación de cadáveres y el traslado hubo "prisas" y la expedición de certificados de defunción se realizó sin que las defunciones estuvieran inscritas en el registro consular.
Aseguró que la falta de diligencia tiene nombre y apellidos y observó que no todas las responsabilidades caen sobre los pilotos del YAK. Sobre el papel del anterior ministro, Federico Trillo, Bono afirmó "no soy su juez, ni abogado, ni fiscal".
Sobre las causas del accidente indicó que las autoridades turcas lo atribuyen a errores del piloto, pero, según explicó el ministro, el piloto y la tripulación llevaban horas excesivas de vuelo y nunca antes habían tomado tierra en el aeropuerto de destino (Trevisondo). Desveló que, al despegar la aeronave en Ucrania, no funcionaba el grabador de voz, lo que supone un incumplimiento de las normativas de seguridad aérea y desveló que el plan de vuelo no fue correcto y la tripulación llevaba más de 23 horas trabajando, lo que también supone vulnerar la legislación.
Sobre las quejas recibidas antes del accidente sobre este tipo de aviones, el ministro desveló que están registradas 12, en las que se cuestiona su seguridad, dos de ellas procedentes de militares fallecidos en Turquía. En este sentido, también se refirió a un informe del Ejercito de Tierra que llegó al Estado Mayor de la Defensa que alertaba de los riesgos en los traslados con este tipo de aviones, y afirmó que sin embargo, ante las quejas recibidas, no se levantó ninguna inspección ni expediente.