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Bolivia decide en referéndum el futuro de sus reservas de gas bajo amenazas de boicot

Más de cuatro millones de bolivianos están llamados a las urnas este domingo en el referéndum convocado por el presidente del país, Carlos Mesa, para determinar la futura política para la explotación de las reservas de gas, el principal recurso energético y económico del país. Aunque varios grupos opositores amenazaron días atrás con boicotear la consulta, la situación hasta el momento es de "absoluta normalidad en todo el país”, recalca el director de Prevención de Conflictos del Ministerio de Gobierno.

L D (EFE) Bolivia define hoy el destino de sus reservas de gas con un referéndum al que han sido llamados casi 4,5 millones de ciudadanos y sobre el que pesan las amenazas de boicot de algunos sindicatos.
 
La consulta popular fue convocada en abril pasado por el presidente, Carlos Mesa, como respuesta a las protestas registradas en octubre de 2003 en oposición a un proyecto de exportación de gas a Estados Unidos y México, y que desembocaron en la dimisión del anterior presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada.

La inauguración de la jornada electoral se llevó a cabo en la sede central de la Corte Nacional Electoral, en la ciudad de La Paz, donde el presidente Carlos Mesa animó a que la población votara. "Tu voto se cuenta, tu decisión es importante, la expresión de tu voluntad en cualquier dirección va a ser considerada no solamente en el recuento que se va a hacer hoy sino en la construcción de la historia democrática y del futuro, vinculado a un tema tan importante como los hidrocarburos", subrayó.

Mesa incidió en que "votar es una expresión de celebración democrática, demostración de que la paz gana a la violencia", en alusión a las amenazas de boicot lanzadas por algunos líderes sindicales del altiplano del departamento de La Paz, especialmente en la ciudad de El Alto, aledaña a la sede de Gobierno, y en las poblaciones campesinas cercanas al lago Titicaca, en la frontera con Perú.

Pese a estas advertencias, el director de Prevención de Conflictos del Ministerio de Gobierno (Interior), Gregorio Lanza, señaló  que la jornada había comenzado sin incidentes. Según sus palabras, la situación es de "absoluta normalidad en todo el país y todas las rutas están transitables". Para asegurar el normal desarrollo de la votación, se ha desplegado "alrededor de 20.000 policías", mientras que efectivos militares custodian algunos colegios electorales considerados "conflictivos", advirtió Lanza.
 
Cinco preguntas

En los colegios electorales, los votantes encontrarán una papeleta con cinco preguntas, a las que deberán responder con un "si" o un "no". Si la ciudadanía contesta de manera afirmativa a los postulados de la consulta, estos serán utilizados por el Ejecutivo para elaborar una nueva Ley de Hidrocarburos, que deberá ser aprobada después en el Congreso.

La primera cuestión se refiere a la anulación de la legislación vigente para el sector, mientras que la segunda y la tercera proponen la recuperación estatal de la propiedad de los recursos energéticos, que se hallan en manos de petroleras privadas, aunque según ha aclarado el Gobierno, esto no implica la expropiación de estas compañías.

La cuarta pregunta pone sobre la mesa la estrategia gubernamental de usar el gas como recurso estratégico para que Chile satisfaga la demanda de Bolivia de restitución de un acceso al Océano Pacífico, perdido en favor de los chilenos en un guerra del siglo XIX.

Pregunta de importancia capital
 
La quinta cuestión expone a grandes rasgos el proyecto de ley energética del Ejecutivo y la forma como éste prevé utilizar los recursos que se obtengan de la exportación de gas.
 
Esta última pregunta es considerada la más importante para las autoridades, hasta el punto el Gobierno afirmó el sábado que si la misma es contestada de forma negativa, el referéndum dejará de tener sentido. "Si yo pierdo la pregunta número cinco, pierdo el referéndum", advirtió Mesa a la prensa extranjera, dejando clara su preferencia por el "sí", lo que ha sido criticado por algunos sectores políticos y sindicales, que creen que el mandatario usa la votación como un plebiscito que le asegure su continuidad en el poder, en lugar de buscar el bien del país

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