L D (EFE) La doctora Gloria Echevarría, profesora de Inmunología en la facultad de Medicina de la Universidad de Venezuela y miembro de la junta de gobierno de la Sociedad Internacional del Sida, destacó que "Cuba es una bomba de relojería".
La misma preocupación por la situación del sida en Cuba es compartida por el profesor Luis Enrique Soto, jefe de Virología Molecular del departamento de Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de México, así como por Ivette Lorenzana de Rivera, microbióloga de la Universidad Nacional de Honduras. "Que conste que nada tengo contra Cuba, pero en Latinoamérica es el ejemplo del pésimo manejo de la epidemia", apuntó el doctor Soto, también miembro de la directiva de la Sociedad Internacional del Sida
Los tres científicos latinoamericanos, que participaron en la XV Conferencia Internacional del Sida celebrada en Bangkok, indicaron que un estudio elaborado el pasado año por expertos de varios países reveló que en Cuba se dan "todos los subtipos de VIH africanos". La profesora Echevarria explicó que la presencia de cepas del VIH procedentes de África guarda relación con el despliegue de las tropas cubanas en Angola.
Además, los tres científicos latinoamericanos y miembros de la junta de gobierno de la Sociedad Internacional del Sida dudaron de la calidad de los medicamentos antirretrovirales que se producen en Cuba, y que son adquiridos por otros países de Latinoamérica para tratar a los pacientes infectados por el VIH. "No me atrevo a garantizar que en este momento, los fármacos antiterrovirales que tenemos en Venezuela, y que llegan vía Cuba, son los que el paciente requiere", dijo la doctora Echevarria.
Por su parte, el profesor Soto, señaló que "la dudosa calidad de los medicamentos cubanos" es un peligro porque incide directamente en el aumento del nivel de resistencia a los antirretrovirales". Según El Programa Conjunto de Naciones Unidas para el VIH-Sida (ONUSIDA), en el 2003 se estimaba que la cifra de infectados en Cuba era de 3.300, un centenar de casos más que en 2001.