L D (EFE) Los primeros 45 minutos del encuentro fueron trepidantes y poco usuales de ver en una primera jornada liguera. Valencia y Villarreal imprimieron un fuerte ritmo al choque, sin tregua, con llegadas claras a una y otra área, lo que propició que los dos guardametas tuvieran que emplearse a fondo desde casi el pitido inicial.
Inicialmente, el equipo de Claudio Ranieri no acusó el cansancio por los tres partidos jugados en los últimos nueve días y se fue decidido hacia la meta defendida por Reina, con buenas entradas por la banda por parte de Rufete y Vicente. Albelda puso a prueba al meta villarrealense con un potente disparo desde 30 metros y Forlán respondió de inmediato, desperdiciando una buena ocasión en la meta valenciana. Con el paso de los minutos, los pupilos de Manuel Pellegrini fueron tomando las riendas del partido y un testarazo de Quique Álvarez obligó a Cañizares a lucirse con una mano prodigiosa.
El conjunto ché sacó a relucir la estrategia y en dos jugadas a balón parado disparó directo a la línea de flotación del submarino amarillo con dos tantos. Primero fue Marchena quien cabeceó adelantándose a la defensa en el primer palo, tras un saque de esquina. El Villarreal comenzó a titubear y el Valencia sacó a relucir su mejor juego, bien asentado en defensa y con rapidez en ataque. Y de nuevo la estrategia fue el arma elegida por los locales para hundir un poco más a los de Pellegrini. En esta ocasión fue Baraja quien anotaba el segundo. Los castellonenses trataron de reaccionar en el suspiro final, con un lanzamiento a balón parado magistralmente chutado por Riquelme que, pese a superar al portero, fue repelido por el travesaño.
Inicialmente, el equipo de Claudio Ranieri no acusó el cansancio por los tres partidos jugados en los últimos nueve días y se fue decidido hacia la meta defendida por Reina, con buenas entradas por la banda por parte de Rufete y Vicente. Albelda puso a prueba al meta villarrealense con un potente disparo desde 30 metros y Forlán respondió de inmediato, desperdiciando una buena ocasión en la meta valenciana. Con el paso de los minutos, los pupilos de Manuel Pellegrini fueron tomando las riendas del partido y un testarazo de Quique Álvarez obligó a Cañizares a lucirse con una mano prodigiosa.
El conjunto ché sacó a relucir la estrategia y en dos jugadas a balón parado disparó directo a la línea de flotación del submarino amarillo con dos tantos. Primero fue Marchena quien cabeceó adelantándose a la defensa en el primer palo, tras un saque de esquina. El Villarreal comenzó a titubear y el Valencia sacó a relucir su mejor juego, bien asentado en defensa y con rapidez en ataque. Y de nuevo la estrategia fue el arma elegida por los locales para hundir un poco más a los de Pellegrini. En esta ocasión fue Baraja quien anotaba el segundo. Los castellonenses trataron de reaccionar en el suspiro final, con un lanzamiento a balón parado magistralmente chutado por Riquelme que, pese a superar al portero, fue repelido por el travesaño.
Como era de esperar, el partido bajó de intensidad en la reanudación, aunque Riquelme, en un libre indirecto, pudo reducir diferencias a las primeras de cambio. Terminó topándose con Cañizares. El Valencia decidió que el encuentro tuviera un ritmo más lento y se dedicó a contemporizar más y buscar un contragolpe que sentenciara definitivamente el choque, mientras que el Villarreal buscaba sin fortuna encontrar algún hueco en el perfecto entramado defensivo valencianista.
Cuando más controlado tenía el partido el Valencia llegó el gol del submarino amarillo. Fue tras un buen control de Forlán, que resolvió con algo de fortuna. El tanto espoleó al ánimo de los castellonenses que dos minutos después pudieron empatar en una falta lanzada de nuevo sensacionalmente por Riquelme y que se estrelló en el poste. Los de Ranieri empezaron a mostrar síntomas de cansancio y los villarrealenses buscaban ahínco un nuevo gol, aunque el Valencia terminó sufriendo de lo lindo para defender con éxito el resultado.
Cuando más controlado tenía el partido el Valencia llegó el gol del submarino amarillo. Fue tras un buen control de Forlán, que resolvió con algo de fortuna. El tanto espoleó al ánimo de los castellonenses que dos minutos después pudieron empatar en una falta lanzada de nuevo sensacionalmente por Riquelme y que se estrelló en el poste. Los de Ranieri empezaron a mostrar síntomas de cansancio y los villarrealenses buscaban ahínco un nuevo gol, aunque el Valencia terminó sufriendo de lo lindo para defender con éxito el resultado.