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TVE presenta su nueva programación como una venganza hacia el anterior gobierno

Ha vuelto a suceder. Un acto relacionado con el espectáculo se ha convertido en un mitin político; la segunda parte de los Goya, esta vez estando ya en el poder. Rosa María Sardá y el Gran Wyoming hicieron más de comisarios políticos que de conductores de una gala de otoño de RTVE que parecía  diseñada para restregar al PP su derrota en las elecciones generales.

Ha vuelto a suceder. Un acto relacionado con el espectáculo se ha convertido en un mitin político; la segunda parte de los Goya, esta vez estando ya en el poder. Rosa María Sardá y el Gran Wyoming hicieron más de comisarios políticos que de conductores de una gala de otoño de RTVE que parecía  diseñada para restregar al PP su derrota en las elecciones generales.
(Libertad Digital) Prácticamente hubo alusiones a todos los asuntos que el PSOE ha convertido en pancarta en los últimos años. Los ataques carecían esta vez del ingenio que el Gran Wyoming y Rosa María Sardá solían exhibir tiempo atrás. Son muchos los ejemplos.
 
En una burda recreación bélica, la hermana del presentador de Crónicas Marcianas lanzaba cañonazos sobre el popular showman que el 15-M dijo que los españoles prefirieron a Al-Qaeda que al PP el día de las elecciones. Con la trayectoria del simulado proyectil llegaron las asociaciones de ideas. “No te pongas a la derecha”, decía Sardá. “Me he puesto en el centro”, replicaba Wyoming. “Eso dicen todos”, zanjaba ella. Pero hubo otros rencores menos evidentes que incluso jugaban con el 11-M. De pronto y sin venir a cuento, la conductora de la gala leyó un comunicado del que, añadió con ironía, “no podemos confirmar su veracidad”. Los guionistas quisieron emular los días de confusión del 11-M en el que muchos papeles corrieron por Internet contribuyendo a enrarecer aún más el clima de tragedia. Sardá dijo que estaba firmado por la “videconferencia episcopal” y se refería a que los presentadores de televisión podrían casarse entre ellos. No hubo aplausos. Tuvo que pedirlos la presentadora.
 
La segunda parte del pobre juego humorístico llegó cerca ya del final del programa. En una parodia de la ya parodia que es la serie Cuéntame, el quiosquero, Tony Leblanc, leía los periódicos (El País, El Mundo, La Razón y el ABC). La noticia: el Gobierno aprueba el matrimonio entre homosexuales. Entre otros dos de los personajes de la serie hicieron la alegoría. Uno admitía que ya era hora y que se acercaba la llegada de la libertad porque Franco ya estaba a punto de morir. La otra decía que dónde íbamos a llegar y añadía que a este paso “habrá ocho mujeres ministras en el Gobierno” o se aprobará una ley del divorcio. Es decir, presentaban la llegada del PSOE al poder con el franquismo como antecedente directo.
 
Un chotis en catalán
 
Más ejemplos. El Gran Wyoming dice que se acabó eso de hablar catalán en la intimidad y como muestra le canta a la Sardá un chotis en catalán que no recabó un solo aplauso. Hablando con Loles León, se presentó la programación cultural. La actriz dijo que eso no funcionaría, que la televisión tiene que estar llena de nominaciones, puñetazos e insultos. El ex CQC repetía sin cesar que “eso ya no tiene cabida en esta nueva televisión”.
 
El antiamericanismo se plasmó en varias actuaciones. Entre Rosa María Sardá y Julia Otero se encargaron de George W. Bush. Después, la advertencia de que el cine americano quedará relegado al cine español “que hay que apoyarlo”, decían todos.
 
Otro juego que tampoco entendieron los asistentes fue el que regaló la presentadora y actriz catalana en uno de sus incisos absurdos. Añorando irónicamente otras galas de televisión, de pronto exclamó: “¿Murcia, qué hermosa eres!”, en referencia a un programa de TVE que cada año ofrecía una gala en esta región. Ella cambió el gesto, como lleva haciendo treinta años, de la sonrisa falsa a la seriedad de ojos cansados y volvió a gritar: “Pues viva Cartegena y viva Sant Celoni también”.
 
Cortado por anuncios que decían una y otra vez que “otra televisión es posible” y que “nadie debería poner límites a tu comunicación”, Sardá y Wyoming terminaron la gala hablando de sexo con el habitual mal gusto, eso sí “fresco y sin tapujos” de Lorena Berdún y de una espontánea de atrezzo que lanzaba insultos y usaba un lenguaje ideal para los niños, muchos, que asistían como público para justificar que la nueva tele velará por ellos.

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