La falta de luz resguarda a Ferrero y aplaza la reacción de España en semifinales de la Copa Davis

L D (EFE) Lo cierto es que la suspensión y el consiguiente aplazamiento del duelo entre Ferrero y Santoro ha alterado el programa previsto para la segunda jornada. El juez de silla, el británico Mike Morrisey, decidía interrumpir este segundo partido de semifinales de la Copa Davis porque ya no había prácticamente luz en la pista instalada en la Plaza de Toros de Alicante.

 

El duelo entre el número dos de España y el número uno de Francia se reanudará a partir de las 11,30 horas antes del encuentro de dobles, el único inicialmente fijado para la segunda jornada de la eliminatoria. A continuación y después de un tiempo de descanso acordado por los capitanes de ambos equipos con el juez árbitro, comenzará el partido de dobles, en el que está prevista la participación de Santoro junto a su compañero Michael Llodra, que se medirán al dueto hispano formado por Tommy Robredo y Rafael Nadal.

Una situación similar se dio en la eliminatoria anterior que España disputó frente a Holanda en Palma de Mallorca. En aquella ocasión, la lluvia interrumpió el partido de dobles que Martin Verkerk y su compañero John Van Lottum disputaban con la pareja española. El choque se reanudó al día siguiente, en el que también se debían jugar los dos restantes individuales con el número uno holandés en el primer turno. Holanda se adjudicó el dobles -remontó dos sets a cero de la jornada anterior- y después perdió con Ferrero.

 

 

Horas antes, Moyá, que por momentos ofreció la peor versión de sí mismo, terminaba sucumbiendo ante el número dos galo en el partido más largo de los disputados por el español en su carrera. Su derrota sucedía cuatro horas y media después del inicio de las semifinales. El revés encajado por el mallorquín delata el momento actual de su tenis: apartado de la consistencia del arranque del curso y plagado de inestabilidad. Así transcurrió el choque contra Mathieu, que vive una situación radicalmente opuesta.

El jugador de Estrasburgo, de 22 años, ansioso por enterrar la maldición que le persigue desde la final de este torneo en el año 2000, en el que perdió los dos encuentros de individuales, el último, el decisivo frente a Mikhail Youzhny, se rehizo al fuerte calor que invadió la pista habilitada en el recinto de la Plaza de Toros de Alicante. Moyá, según la teoría principal baza española y que llegó a Alicante con ocho triunfos seguidos en partidos de la Davis, evidenció una notable inconsistencia psicológica. Llena de altibajos.

Cedió la primera manga sin excesiva resistencia (3-6) y alteró con acierto su repertorio contra el galo. El tenista balear decidió apartar las prisas que evidenció en el inicio. Supo que la labor iba a ser ardua. Empezó a cortar cada ataque del francés y llevó la incomodidad a su adversario. Más centrado, remontó el vuelo y dio la vuelta al partido después de certificar la consecución de las dos mangas posteriores (6-3 y 6-2). Pero el español despedazó sus posibilidades a partir de ese momento. Lejos de sucumbir a la presión ambiental y a la fortaleza del calor, Mathieu se rehizo. Pronto rompió el saque del español, incapaz de equilibrar su desventaja. Moyá dejó el destino en manos del parcial definitivo.

El panorama pareció cambiar en el arranque del quinto set. Moyá hizo break pronto y se situó con 2-0 y servicio. Inexplicablemente dilapidó su ventaja para 3-0 y permitió la resurrección del francés, que volvió a romper el saque del mallorquín en el siguiente juego. El español pareció dejar de creer en sí mismo y a pesar de la amenaza de alargar el partido en el sexto juego volvió a ponerse en manos de Mathieu, que impulsado por la particular necesidad de triunfo, cerró el partido, logró el punto inicial para su país y sembró las dudas en el equipo español.