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Zapatero reconoce que será un “problema” que los homosexuales adopten niños en el extranjero

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió este jueves la regulación que  emprenderá el Consejo de Ministros para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños porque hay que erradicar la discriminación que sufre el colectivo homosexual, al que destacó se le imponen las mismas obligaciones de todos los ciudadanos y se le niegan algunos derechos. Zapatero reconoció que los homosexuales no podrán adoptar niños en el extranjero.

L D (Agencias)  "Lo que quiere el Gobierno es que estos ciudadanos que todos conocemos, porque son amigos, parientes o compañeros de trabajo, dejen ser de segunda y tengan plenos derechos, lo que incluye que puedan formar una familia", añadió.
 
Durante su intervención en el Foro ABC, recogida por Europa Press, el jefe del Ejecutivo recordó que actualmente pueden adoptar niños los matrimonios y la gente soltera, sin que en este segundo caso a nadie se le pregunte por su orientación sexual. Agregó que hay estudios (uno de ellos de Ruiz Gallardón) que demuestran que la evolución educativa y formativa de los niños es similar se trate de homosexuales o de heterosexuales, recalcando que "lo importante es que el niño adoptado viva en una buena familia que le dé condiciones para su desarrollo, y eso no lo determina la orientación sexual".
 
En cuanto a que haya países que no permitan que en otros se adopten a menores nacionales si se trata de matrimonios o personas homosexuales, Zapatero reconoció que es un "problema" y que se está estudiando como hacer referencia al mismo en la futura normativa. "Es un tema que estamos estudiando, que lógicamente, como alguna legislación establece, establece sólo el reconocimiento para la adopción de niños del propio país. Lo estamos estudiando y sin duda alguna tendrá que haber en la Ley alguna referencia a esa situación, pero es verdad que es un problema", precisó el presidente.
 
Problemas con la Iglesia
 
En cuanto a los problemas con la Iglesia católica por iniciativas de dicho tipo, el jefe del Ejecutivo destacó que España es una democracia y la soberanía reside en el Parlamento, que es la institución que hace las leyes que regulan la vida social. Dijo tener un profundo respeto a las convicciones religiosas de todas las personas, sobre todo de los católicos, y defendió que en la propia doctrina de la Iglesia hay un claro principio de separación entre el espacio civil y dichas convicciones.
 
"Eso es bueno para el Estado, para la sociedad y para las confesiones, y los peores periodos de la Historia han sido en los que ha habido confusión entre la institución civil o política y la religiosa", explicó. Asimismo, indicó que el propio proyecto de ley sobre matrimonios homosexuales ha tenido la virtualidad de que el PP haya presentado una iniciativa sobre uniones de personas del mismo sexo que antes había rechazado en múltiples ocasiones, indicando que terminarán aceptando la iniciativa gubernamental porque como en todos los casos de reconocimiento de derechos y libertades "la derecha llega tarde pero al final llega".
 
En todo caso, recalcó que las iniciativas del Gobierno contestadas por la Iglesia "no pretenden confrontarse con ninguna posición moral, sino que pertenecen al ámbito civil que determina la voluntad mayoritaria y legítima de los ciudadanos". "Cuando promovemos la ley contra la violencia de género, agilizamos los trámites del divorcio o reconocemos el matrimonio homosexual no estamos actuando contra nadie, sino que estamos trabajando para reconocer y extender derechos ciudadanos sin imponer opciones morales", concluyó.

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