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Gallizo ve detrás de las denuncias sobre la cárcel de Topas "exageración" y "algo de xenofobia"

En la Comisión de Interior del Senado, la responsable de Instituciones Penitenciarias negó la existencia de “grupos islamistas” en la cárcel salmantina de Topas. Pese a las informaciones del diario El Mundo, Gallizo dice que la de Topas es una de las prisiones menos problemáticas salvo por la sobrepoblación reclusa, problema que achaca al PP. Y de las mezquitas dentro de la cárcel dice que se ha “exagerado”. Acaba Gallizo con un mensaje: “no vamos a tolerar xenofobia”, y en las exageraciones, concluye, “hay algo de eso”.

L D (EFE) La directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, negó este lunes que existan "grupos islamistas" en la cárcel de Topas (Salamanca) y anunció medidas para la mejor integración de la población reclusa extranjera, como su posible dispersión.

A petición del Grupo Parlamentario Popular, Gallizo compareció en la Comisión de Interior del Senado, ante la que consideró exageradas las denuncias –fue el diario El Mundo el que detalló lo que ocurría en el interior de esa prisión– sobre los problemas de Topas, que achacó a la masificación y a la falta de programas específicos para los presos extranjeros. Es decir, a la política del anterior Gobierno.

No hay integristas, sólo “magrebíes, muchos de ellos analfabetos”

La directora presentó las conclusiones de una inspección en la cárcel salmantina ordenada tras las denuncias, aparecidas en la prensa, en el sentido de que en Topas se había formado un grupo integrista islámico que imponía sus reglas y su religión a otros reclusos. Gallizo subrayó que en la prisión no hay ningún condenado por "fundamentalismo islámico", sino que se trata fundamentalmente de magrebíes que cumplen penas por tráfico de drogas, muchos de ellos analfabetos y sin recursos económicos.

"La dirección del centro –explicó Gallizo– nos dice que hasta el momento no ha detectado la existencia de grupos islamistas fundamentalistas y, por esa razón, no se han adoptado medidas especificas", aunque, según informa EFE,  admitió que los funcionarios y la inspección han identificado a algunos reclusos que, por su corte de pelo y barba, suscitan alguna sospecha.

Los extranjeros más conflictivos están en un módulo aparte, pero Gallizo aseguró que la inspección ha detectado una conflictividad incluso "algo menor" que en otras cárceles de igual tamaño, pero con reclusos principalmente españoles. Para Gallizo, los incidentes denunciados –uso de la sala de lectura como "mezquita", llamadas nocturnas a la oración, negativa a dejarse atender por enfermeras– se han exagerado o "sacado de contexto" o no se han confirmado en la inspección.

Llegó entonces la acusación y el mensaje del Ejecutivo por boca de Gallizo: El Gobierno "no tiene ningún interés en que nuestros centros penitenciarios sean centros de adoctrinamiento de ninguna religión ni de ninguna creencia. Nos preocupa que se transmitan ideas antidemocráticas y vamos a vigilar con extremado celo para que no suceda eso. Pero tampoco vamos a tolerar xenofobia ni atribución de conductas indebidas a un colectivo por el hecho de ser extranjeros, árabes, musulmanes o pobres. Creemos que en la exageración de algunos de los incidentes que ha habido en este centro hay algo de eso", condenó.

El portavoz del PP en el Senado, Agustín Conde, consideró que de las palabras de Gallizo se podía deducir que "la situación denunciada era cierta" y exigió el informe de inspección y una visita a Topas para saber "si hay una mafia que se ha apoderado de la prisión". La directora general se ofreció a entregarle el informe y acompañarle en la visita, al tiempo que le recriminó su "demagogia" y le recordó que los problemas de Topas preceden a la llegada al poder del actual Gobierno.

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