L D (EFE) El Valencia se jugaba ante el Inter el "ser o no ser" y, pese al empate, aparentemente ha salido más muerto que vivo. Y es que no depende de sí mismo para clasificarse y sí de favores ajenos, porque no sólo debe vencer al Werder Bremen, sino que el equipo de Roberto Mancini también lo haga. El equipo de Ranieri comenzó el encuentro de una forma demasiado conservadora, tocando demasiado en corto un balón que le duraba bien poco en sus botas y cediendo la iniciativa y al Inter.
El conjunto de Roberto Mancini, lógicamente, se aprovechó de ello para controlar el esférico, mandar en centro del campo con las recuperaciones de Cambiasso y de Edgar Davids y buscar la meta rival con Adriano volcado a banda y Martins más en punta. Es más, parecía que era el equipo valencianista, con Baraja y David Albelda cediendo el centro del campo al rival y sin buscar las bandas, a quien le servía la igualada para pasar turno. Y es que, hasta Mista, especialmente en toda la primera mitad, pareció más un centrocampista que un delantero. Di Vaio, tras un buen disparo de Adriano detenido en dos tiempos por Cañizares, pudo agradecerle la confianza a su entrenador al disponer de una ocasión que ni pintada para poner al Valencia en ventaja. En un despiste de Davids que cedió hacia atrás sin mirar, el delantero italiano se plantó delante del meta Fontana, pero falló tanto en el disparo que envió un par de metros fuera el balón. Con la ley del mínimo esfuerzo, y con una defensa atenta, donde lució el portugués Caneira, el Valencia podía haber sacado petróleo.
Eso sí, poco antes, se había producido una jugada que de haberse señalado pudo resultar transcendente: en un mano a mano, al contragolpe, Iván Córdoba se hizo con el balón, aparentemente derribando a Di Vaio. Pese a la indicación del juez de línea, el colegiado ruso Ivanov no señaló nada y dejó jugar. De haber pitado falta hubiera sido expulsión del interista ya que era el último hombre de defensa. Pese a dominar, pese a las ganas de Adriano, que cada pelota que coge es un peligro, no fue hasta el minuto 33 cuando el Inter gozó de su mejor oportunidad. Fue Martins, tras una jugada con el argentino Juan Verón, quien se plantó solo ante Cañizares y el meta valencianista tocó lo justo para evitar el gol. Cañizares mantenía a un discretísimo Valencia vivo. Ello pareció dar algo de fuerzas a sus compañeros que, de ahí al final del primer tiempo, se estiraron algo más y, al menos, lograron producir su primer saque de esquina.
El Valencia salió con más ganas en el segundo tiempo, imprimió algo más de verticalidad al balón y buscó en un par de ocasiones la subida de Carboni. Pero seguía sin construir con criterio, mostrándose impreciso en el pase y ahora dejaba huecos al contragolpe rival. Y esos espacios, con un Inter aparentemente cansado, dieron vida a Martins. El nigeriano dispuso de dos excelentes ocasiones para marcar, pero por fortuna del Valencia en la primera envió el balón alto (m.67) y la segunda lo estrelló en el travesaño (m.68). Rainieri reaccionó quitando a Di Vaio y Baraja -ambos poco efectivos- y sacando a Corradi (m.71) y Sissoko (m.74). Mancini, poco después, contestó sacando a Álvaro Recoba por Martins y -más lógico- a Cristiano Zanetti por Verón.
Ni uno ni otro equipo reaccionó. El partido se perdió en imprecisiones y se hizo aún peor. Y Ranieri evidenció aún más que el empate le gustaba: quitó a un delantero (Mista) y metió a un defensa (Moretti). Subía la posición de Angulo, pero el balón no le iba a la banda del recién salido. Adriano estuvo cerca de hacérselo pagar a Ranieri, al elevar el balón tras salida de Cañizares, pero Carlos Marchena (m.87) desde debajo de los palos despejó de cabeza. Adriano, al borde del final, se hizo notar en lo malo, al ser expulsado por un claro codazo a Caneira.
El conjunto de Roberto Mancini, lógicamente, se aprovechó de ello para controlar el esférico, mandar en centro del campo con las recuperaciones de Cambiasso y de Edgar Davids y buscar la meta rival con Adriano volcado a banda y Martins más en punta. Es más, parecía que era el equipo valencianista, con Baraja y David Albelda cediendo el centro del campo al rival y sin buscar las bandas, a quien le servía la igualada para pasar turno. Y es que, hasta Mista, especialmente en toda la primera mitad, pareció más un centrocampista que un delantero. Di Vaio, tras un buen disparo de Adriano detenido en dos tiempos por Cañizares, pudo agradecerle la confianza a su entrenador al disponer de una ocasión que ni pintada para poner al Valencia en ventaja. En un despiste de Davids que cedió hacia atrás sin mirar, el delantero italiano se plantó delante del meta Fontana, pero falló tanto en el disparo que envió un par de metros fuera el balón. Con la ley del mínimo esfuerzo, y con una defensa atenta, donde lució el portugués Caneira, el Valencia podía haber sacado petróleo.
Eso sí, poco antes, se había producido una jugada que de haberse señalado pudo resultar transcendente: en un mano a mano, al contragolpe, Iván Córdoba se hizo con el balón, aparentemente derribando a Di Vaio. Pese a la indicación del juez de línea, el colegiado ruso Ivanov no señaló nada y dejó jugar. De haber pitado falta hubiera sido expulsión del interista ya que era el último hombre de defensa. Pese a dominar, pese a las ganas de Adriano, que cada pelota que coge es un peligro, no fue hasta el minuto 33 cuando el Inter gozó de su mejor oportunidad. Fue Martins, tras una jugada con el argentino Juan Verón, quien se plantó solo ante Cañizares y el meta valencianista tocó lo justo para evitar el gol. Cañizares mantenía a un discretísimo Valencia vivo. Ello pareció dar algo de fuerzas a sus compañeros que, de ahí al final del primer tiempo, se estiraron algo más y, al menos, lograron producir su primer saque de esquina.
El Valencia salió con más ganas en el segundo tiempo, imprimió algo más de verticalidad al balón y buscó en un par de ocasiones la subida de Carboni. Pero seguía sin construir con criterio, mostrándose impreciso en el pase y ahora dejaba huecos al contragolpe rival. Y esos espacios, con un Inter aparentemente cansado, dieron vida a Martins. El nigeriano dispuso de dos excelentes ocasiones para marcar, pero por fortuna del Valencia en la primera envió el balón alto (m.67) y la segunda lo estrelló en el travesaño (m.68). Rainieri reaccionó quitando a Di Vaio y Baraja -ambos poco efectivos- y sacando a Corradi (m.71) y Sissoko (m.74). Mancini, poco después, contestó sacando a Álvaro Recoba por Martins y -más lógico- a Cristiano Zanetti por Verón.
Ni uno ni otro equipo reaccionó. El partido se perdió en imprecisiones y se hizo aún peor. Y Ranieri evidenció aún más que el empate le gustaba: quitó a un delantero (Mista) y metió a un defensa (Moretti). Subía la posición de Angulo, pero el balón no le iba a la banda del recién salido. Adriano estuvo cerca de hacérselo pagar a Ranieri, al elevar el balón tras salida de Cañizares, pero Carlos Marchena (m.87) desde debajo de los palos despejó de cabeza. Adriano, al borde del final, se hizo notar en lo malo, al ser expulsado por un claro codazo a Caneira.
Ficha técnica del partido
Inter de Milán, 0: Fontana; Zé María, Córdoba, Materazzi, Javier Zanetti; Cambiasso; Verón (Cristiano Zanetti, m.79), Davids, Stankovic (Pasquale, m.89); Adriano y Martins (Recoba, m.78)
Valencia, 0: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Caneira, Carboni; Rufete, Baraja (Sissoko, m.74), Albelda, Angulo; Mista (Moretti, m.84) y Di Vaio (Corradi, m.71)
Árbitro: Valentin Ivanov (Rusia). Mostró tarjeta roja a Adriano (m.90) por un codazo a Caneira, y amarilla a Baraja (m.56)
Incidencias: Partido de la cuarta jornada del Grupo G de la primera fase de la Liga de Campeones de Europa disputado en el estadio San Siro ante unos 40.000 espectadores. Tres cuartos de entrada en el coliseo milanés
Valencia, 0: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Caneira, Carboni; Rufete, Baraja (Sissoko, m.74), Albelda, Angulo; Mista (Moretti, m.84) y Di Vaio (Corradi, m.71)
Árbitro: Valentin Ivanov (Rusia). Mostró tarjeta roja a Adriano (m.90) por un codazo a Caneira, y amarilla a Baraja (m.56)
Incidencias: Partido de la cuarta jornada del Grupo G de la primera fase de la Liga de Campeones de Europa disputado en el estadio San Siro ante unos 40.000 espectadores. Tres cuartos de entrada en el coliseo milanés