(Libertad Digital) Javier de la Rosa ingresó el domingo voluntariamente en prisión para cumplir la condena por la operación Wardbase, del caso Torras. La sentencia que le condena a cinco años de prisión, dictada por la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, ya fue recurrida ante el Tribunal Supremo, que el pasado día 12 decidió confirmar la pena.
De la Rosa compartirá, no sólo cárcel, sino módulo con Mario Conde, que está recluido desde el 29 de julio del 2002 por el "caso Banesto". Ambos tienen en común haber sido dos de los máximos representantes del enriquecimiento rápido en la España del PSOE y, veinte años más tarde, se encuentran en prisión por delitos económicos. El primero en ingresar en Alcalá-Meco fue Conde, que, para obtener créditos que le permitieran en un futuro rebajar su pena, trabaja de ordenanza en el Módulo de Ingresos de la prisión.
El módulo en el que estarán De la Rosa y Conde se caracteriza por ser uno de los más tranquilos de la prisión, al tiempo que sus presos permanecen aislados del resto, salvo en el caso de que voluntariamente acudan a instalaciones comunes para hacer deporte o talleres ocupacionales. La labor de Conde en el Módulo de Ingresos consiste en atender las necesidades de los presos que van a dejar la prisión o que acaban de llegar, como es el caso de De la Rosa.
La celda y la vida en la cárcel del financiero catalán serán como la del resto de los presos, con lo que tendrá que levantarse en torno a las 8:30 horas para asistir al recuento matinal y cenar sobre las 21:00 horas. Sin embargo, fuentes penitenciarias explicaron que, por ejemplo, podrá permitirse privilegios, como pagarse su propio almuerzo si quiere que le traigan comida de fuera de la prisión.
De la Rosa y los "Albertos"
De la Rosa y los "Albertos"
A diferencia de Javier de la Rosa, los financieros Alberto Cortina y Alberto Alcocer siguen disfrutando de la libertad. La última maniobra de sus abogados, tras las diligencias abiertas por una juez en base a una carta "anónima", ha sido pedir que el ex administrador de KIO, Richard M. Robinson,sea preguntado sobre la supuesta carta que envió Javier de La Rosa (cuando éste era vicepresidente de Torras) explicándole que existía una diferencia entre el precio pagado a los accionistas mayoritarios (los "Albertos") y el pactado con los acionistas minoritarios en Urbanor (Sentieri y San Martín).