L D (EFE) El artillero por excelencia del equipo que dirige el serbio Bozidar Maljkovic, el estadounidense Louis Bullock, clavó once puntos de entrada y alimentó el convencimiento de los blancos que, a partir del 20-20, empezaron a explotar otros recursos ofensivos con gran eficacia. El primer cuarto discurrió entre el duelo anotador que mantuvieron Bullock y Travis Hansen, pero había un detalle muy importante por encima de lo individual, que era la tensión del conjunto madridista, tan fuerte y tan veloz como el Tau.
Elmer Bennett, un excelente conocedor del Tau, enfilaba el aro a la más mínima ocasión; el belga Axel Hervelle y el francés Mickael Gelabale aportaban la carga atlética que caracteriza a ambos y, además, el capitán, Alberto Herreros, hacía daño desde los 6,25 metros. Los vascos echaban de menos la muñeca del lituano Arvidas Macijauskas a pesar del constante flujo de puntos que le suministraba Hansen. El alero báltico anotó su primer punto a los diecisiete minutos por medio de un tiro libre. El Real Madrid encontró el respiro del intermedio con una cómoda renta (36-45) y buenas sensaciones. Los chicos del Buesa Arena con aire de preocupación se encontraban desubicados.
Sin embargo, en el tercer cuarto el Tau volvió a plantar batalla y se encontraba más fresco que el Real Madrid. La consolidación atacante de Macijauskas afianzó al equipo vitoriano y dio pie a la remontada, culminada con un dos más uno del argentino Luis Scola en la conclusión del periodo (58-57). La escalada anotadora del lituano coincidió, además, con un descenso vertiginoso en la producción de Bullock. Mientras tanto, Scola arañaba puntos y rebotes como una máquina. Era el alma del Tau. Pero Bullock reapareció. De sus manos partieron balones clave para el Madrid hacia el aro vasco. Bennett tampoco tembló, de forma que a dos minutos y medio para la bocina el partido echaba fuego (70-71).
Los banquillos también eran un hervidero. Desde el blanco llegaron instrucciones para que el griego Antonis Fotsis defendiese a Macijauskas. A cambio, el galo Moustapha Sonko quedó emparejado con el hispano-brasileño Tiago Splitter. Lo que más falta hacía era anotar y, en eso, Bullock es un maestro, y anotó el triple más determinante de la noche, el que subió el 73-76 al marcador y dio aire al Madrid para plantarse en la bocina por delante. Los blancos vuelven a la final de la Copa. También se lo deben a Felipe Reyes, autor de dos tiros libres para hombres a prueba de nervios, cinco segundos antes de la conclusión, con 77-78. Anotó los dos, el Tau sacó rápido y encontró el tiro desde los 6,25 de Hansen, pero falló. El Madrid jugará contra el Unicaja por lo que puede ser el primer título de la era Maljkovic.