L D (EFE) La raqueta de Basilea, que este año ganaba en Doha y que se quedó en las semifinales del primer Grand Slam de la temporada, tuvo que recurrir a todos sus argumentos para doblegar a un adversario muy motivado. Ante sí, el mejor tenista del mundo. Una cita dotada de una significativa repercusión imposible de rechazar. Por eso, Ljubicic echó el resto en el envite.
Auxilió su ya potente servicio con una notable precisión que incomodó permanentemente a Federer en la primera manga. El jugador de Banja Luka, que limita su historial al triunfo en Lyon en el 2001, se apuntó el primer set. Paso inicial ante la esperada venganza, después de que Federer le arrebatase el título en Doha hace un mes en lo que hasta ahora era el único éxito del suizo en el presente curso. Pero el empuje no fue suficiente para Ljubicic, que además del abierto qatarí había estado cerca de lograr el triunfo en Marsella. El jugador de Basilea, dispuesto a hacer historia, reaccionó y no desperdició las dudas en el saque del croata de origen bosnio en el undécimo juego para sellar la segunda manga y equilibrar el partido.
La tensión aumentó en el desempate y el choque quedó abocado al tie-break, donde el número uno del mundo desempolvó su experiencia y su talento para dejar a su adversario en el quinto punto y cerrar el torneo. Federer transita por el presente curso con quince triunfos y una derrota, la sufrida en las semifinales del Abierto de Australia ante el ruso Marat Safin, a la postre ganador del primer Grand Slam de la temporada. Rotterdam supone el vigésimo cuarto éxito para este suizo de veintitrés años.