L D (EFE) La salud del Papa es de nuevo motivo de preocupación, después de que fuera visto por última vez el domingo con aspecto muy frágil, una venda en la mano y sin pronunciar palabra, demostrando que su recuperación es más lenta de lo previsto y desatando todo tipo de rumores sobre su estado.
En las últimas horas arreciaron las conjeturas sobre un empeoramiento de su estado de salud que no encontraron confirmación en el Vaticano, que mantiene un silencio total sobre la evolución de la convalecencia de Juan Pablo II, que padece parkinson y en mayo cumplirá 85 años.
El subdirector de la Sala de Prensa vaticana, el religioso Ciro Benedettini, se limitó a señalar este martes que la convalecencia "prosigue su curso" y confirmar que la audiencia pública del miércoles está anulada. Ante la insistencia de los medios de comunicación, Benedittini dijo que cualquier noticia sobre la salud de Juan Pablo II se dará de forma oportuna, "como siempre ha sido".
Si oficialmente el hermetismo es total, las fuentes vaticanas se mostraron hoy divididas al informar sobre la salud del anciano Pontífice, y mientras un destacado arzobispo que presta servicios en la Curia afirmó que "estamos en un momento de tranquilidad", otro religioso mostró su preocupación y reconoció que la convalecencia "no sigue el camino previsto". Según publica la prensa italiana, la convalecencia "se está transformando en un leve pero continuo empeoramiento".
Para dar credibilidad a lo que cuenta, el diario romano "Il Messaggero" asegura que el secretario particular del Pontífice, su fiel y mano derecha arzobispo Estanislao Dziwisz, dijo en las últimas horas a un sacerdote polaco que "rece por el Papa, ya que está peor". Aunque no se descarta que este miércoles pueda asomarse a la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro, todas las miradas están puestas en los ritos de la Semana Santa y en cómo será la eventual participación del Papa en los mismos. De momento, sólo está previsto que imparta el Domingo de Resurrección la bendición "Urbi et Orbi" desde la plaza de San Pedro.
Visto que el Papa ha delegado en cardenales para que oficien en su nombre los ritos de la Semana Santa y sólo el Vía Crucis del Viernes Santo es el único que no tiene asignado oficiante, se llegó a pensar en un principio que acudiría un año más al Coliseo de Roma para presidirlo. Incluso se aseguró que se instalaría una carpa con calefacción desde la que seguiría el rito. Pero ante su débil estado todo da a entender que no lo presidirá. No se descarta que en su nombre lo haga el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini. Hoy se señaló que lo seguirá por videoconferencia desde su apartamento del Vaticano y que se unirá del mismo modo al principio y al final a los miles de fieles presentes.
En las últimas horas arreciaron las conjeturas sobre un empeoramiento de su estado de salud que no encontraron confirmación en el Vaticano, que mantiene un silencio total sobre la evolución de la convalecencia de Juan Pablo II, que padece parkinson y en mayo cumplirá 85 años.
El subdirector de la Sala de Prensa vaticana, el religioso Ciro Benedettini, se limitó a señalar este martes que la convalecencia "prosigue su curso" y confirmar que la audiencia pública del miércoles está anulada. Ante la insistencia de los medios de comunicación, Benedittini dijo que cualquier noticia sobre la salud de Juan Pablo II se dará de forma oportuna, "como siempre ha sido".
Si oficialmente el hermetismo es total, las fuentes vaticanas se mostraron hoy divididas al informar sobre la salud del anciano Pontífice, y mientras un destacado arzobispo que presta servicios en la Curia afirmó que "estamos en un momento de tranquilidad", otro religioso mostró su preocupación y reconoció que la convalecencia "no sigue el camino previsto". Según publica la prensa italiana, la convalecencia "se está transformando en un leve pero continuo empeoramiento".
Para dar credibilidad a lo que cuenta, el diario romano "Il Messaggero" asegura que el secretario particular del Pontífice, su fiel y mano derecha arzobispo Estanislao Dziwisz, dijo en las últimas horas a un sacerdote polaco que "rece por el Papa, ya que está peor". Aunque no se descarta que este miércoles pueda asomarse a la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro, todas las miradas están puestas en los ritos de la Semana Santa y en cómo será la eventual participación del Papa en los mismos. De momento, sólo está previsto que imparta el Domingo de Resurrección la bendición "Urbi et Orbi" desde la plaza de San Pedro.
Visto que el Papa ha delegado en cardenales para que oficien en su nombre los ritos de la Semana Santa y sólo el Vía Crucis del Viernes Santo es el único que no tiene asignado oficiante, se llegó a pensar en un principio que acudiría un año más al Coliseo de Roma para presidirlo. Incluso se aseguró que se instalaría una carpa con calefacción desde la que seguiría el rito. Pero ante su débil estado todo da a entender que no lo presidirá. No se descarta que en su nombre lo haga el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini. Hoy se señaló que lo seguirá por videoconferencia desde su apartamento del Vaticano y que se unirá del mismo modo al principio y al final a los miles de fieles presentes.