L D (EFE) Juan Pablo II no pronunció palabra alguna y la imagen ofrecida por el Centro Televisivo Vaticano sólo permitió verle desde lejos, aunque en algún momento dio la sensación de que sonreía.
El miércoles es el día de la audiencia pública, que le permite un contacto directo con los fieles que llegan al Vaticano procedentes de todo el mundo y aunque debido a su estado de salud ha sido cancelada, el anciano Pontífice no quiso renunciar a saludar y bendecir a los presentes en el Vaticano. En las últimas horas se afirmó que el estado de salud del Papa había empeorado e incluso se llegó a asegurar que iba a ser de nuevo hospitalizado.
El miércoles es el día de la audiencia pública, que le permite un contacto directo con los fieles que llegan al Vaticano procedentes de todo el mundo y aunque debido a su estado de salud ha sido cancelada, el anciano Pontífice no quiso renunciar a saludar y bendecir a los presentes en el Vaticano. En las últimas horas se afirmó que el estado de salud del Papa había empeorado e incluso se llegó a asegurar que iba a ser de nuevo hospitalizado.
Sin embargo, este martes , el doctor Rodolfo Proietti, jefe del equipo médico que atiende al Papa, descartó una nueva hospitalización de Juan Pablo II en el Policlínico Gemelli de Roma. "No está previsto que Juan Pablo II vaya a ser hospitalizado", dijo Proietti a medios italianos de comunicación, saliendo al paso de los rumores que en ese sentido se han propagado en las últimas horas por Roma.
Juan Pablo II ha estado hospitalizado en lo que va de año en dos ocasiones. La primera fue del 1 al 10 de febrero y la segunda del 24 de febrero al 13 de marzo, y en ambos casos se debió a sendas crisis respiratorias agudas. El 24 de febrero fue sometido a una traqueotomía para superar esa crisis. La convalecencia la lleva a cabo en el Vaticano, donde ha reanudado sus actividades, aunque a ritmo muy lento.
La ultima vez que apareció en público fue el pasado domingo, cuando se asomó a la ventana de su apartamento, que da a la plaza de San Pedro, para bendecir a los miles de fieles presentes en el recinto para la misa del Domingo de Ramos. Juan Pablo II presentaba aspecto muy frágil, tenía una venda en la mano y no pronunció palabra alguna, limitándose a bendecir con la mano. Su debilitado estado ha vuelto a ser motivo de preocupación.