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Martínez Somalo dirige el Vaticano hasta que se elija al sucesor en cónclave secreto

La muerte del Papa, Juan Pablo II, abre el proceso que marcará los próximos años de la Iglesia Católica: la designación oficial del nuevo Santo Padre. La decisión se tomará durante un cónclave secreto que se celebrará en la Capilla Sixtina entre 15 y 20 días después de la muerte de Juan Pablo II. Estará presidido por el cardenal alemán Joseph Ratzinger y acudirán otros 117 cardenales. Hasta entonces el Vaticano será dirigido por el cardenal-camarlengo español Eduardo Martínez Somalo.

La muerte del Papa, Juan Pablo II, abre el proceso que marcará los próximos años de la Iglesia Católica: la designación oficial del nuevo Santo Padre. La decisión se tomará durante un cónclave secreto que se celebrará en la Capilla Sixtina entre 15 y 20 días después de la muerte de Juan Pablo II. Estará presidido por el cardenal alemán Joseph Ratzinger y acudirán otros 117 cardenales. Hasta entonces el Vaticano será dirigido por el cardenal-camarlengo español Eduardo Martínez Somalo.
(Libertad Digital) Antes de que se reúna el cónclave, el colegio cardenalicio analizará, bajo la presidencia de Ratzinger, el estado de la Iglesia. Será una convocatoria de estudio y ningún cardenal podrá postularse para la sucesión. La figura clave en esta fase de interregno será el cardenal riojano Eduardo Martínez Somalo, quien, entre otras muchas tareas, se encargará de la administración vaticana hasta que el cónclave elija al sucesor. Su primera labor será la de certificar la muerte del Papa mediante el rito de golpear tres veces en la frente del Pontífice con un martillo de plata con el escudo de armas pontificio mientras llama al difunto por su nombre de pila. Posteriormente, romperá con ese mismo martillo el anillo papal (el "sigillum piscatoris") para asegurar que nadie lo falsifique. El rito ha de cumplirse en presencia del maestro de ceremonias del Papa y del canciller de la Cámara Apostólica.
 
Los cardenales llegan a Roma.Inmediatamente después de la muerte del Papa se ha enviado un telegrama a  todos los cardenales del Colegio en el que se lee: "El Papa ha muerto, ven cuanto antes" y se ha anunciado de forma oficial el fallecimiento, labor que corresponde al cardenal italiano Camillo Ruini, vicario del Papa para la diócesis de Roma.
 
Tras la muerte de Juan Pablo II, sólo tres cardenales se mantendrán en sus puestos actuales: el argentino Leonardo Sandri como ministro de Interior, y los italianos Giovanni Rajolo (secretario de Relaciones para los Estados) y Camilo Ruini (vicario general del Papa para la Diócesis de Roma).
 
Una vez certificada la muerte del Santo Padre se vacían sus aposentos, que son de inmediato sellados, hasta la llegada del nuevo Papa. También se recoge el testamento del primado de Roma, para que se cumplan sus últimas voluntades.
 
Los restos del Santo Padre se expondrán los tres día siguientes a su fallecimiento en la basílica de San Pedro, encerrado en tres ataúdes. El primero de cedro, el segundo de plomo, y el tercero de pino. Como en el caso de Juan Pablo I, miles de personas desfilarán ante su cadáver. Juan Pablo II será enterrado en la cripta del Vaticano, en la que se encuentra la tumba de Pedro. Juan Pablo II será el Papa número 148 en ser enterrado junto a la primera cabeza de la Iglesia.
 
En ese momento se crea un auténtico vacío de poder en la Iglesia, descabezada, que en el período interpapal no podrá tomar ninguna decisión, fuera de las necesarias para la celebración del cónclave.
 
Tras la muerte de Juan Pablo II se abren las "novendiales", el período de 15 a 20 días en que los cardenales reflexionan sobre la situación de la Iglesia y sobre el camino que podría tomar la institución, antes de que se celebre el cónclave.
 
El nuevo Papa
 
CardenalesLa decisión se tomará durante un cónclave secreto que se celebrará en la Capilla Sixtina. Estará presidido por el cardenal alemán Joseph Ratzinger y acudirán otros 117 cardenales. De estos, 58 son europeos, 14 norteamericanos, 21 latinoamericanos, 11 africanos, 11 asiáticos y dos de Oceanía. Sólo tendrán derecho de voto aquellos cuya edad no supere los 80 años.
 
Una vez convocado el cónclave, los primados tienen tres días y siete votaciones para elegir un nuevo sucesor de Pedro, que ha de recibir dos tercios de los votos. Si no se alcanzara el número de votos necesario para elegir un nuevo Papa, habría fumata negra y habría que esperar a un nuevo cónclave, tras un día de descanso. En este segundo cónclave las condiciones son las mismas. Si transcurridos los tres días y las siete votaciones siguiera habiendo fumata negra se convocaría un tercer y último cónclave, tras un día de descanso. En caso de que también resultara infructuoso, todavía quedaría una nueva votación en la que se elegiría un nuevo Papa por mayoría simple.
 
En el momento en el que, a lo largo de este proceso, se llegue a la elección del sucesor de Juan Pablo II, el decano cardenalicio, Joseph Ratzinger, preguntará al elegido "¿aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?". Si la respuesta es "acepto", se anunciará con fumata blanca y con las palabras del cardenal de más edad, el chileno Arturo Medina Estévez, "Annuntio vobis gaudium magnum habemus papam", seguidas del apellido del nuevo Papa. En ese momento las campanas de San Pedro, y tras ellas las de las iglesias de todo el mundo, comenzarán a repicar.
 
13 'papables'
 
Tal y como explica José Catalán en su libro "El próximo Papa: quién será el sucesor, cómo y por qué será elegido el momento", a día de hoy son 13 los 'papables' con más posibilidades de obtener el cargo: el nigeriano Francis Arinze, el colombiano Darío Castrillón Hoyos, el peruano Juan Luis Cipriani Thorne, el indio Iván Dias, del brasileño Claudio Hummes, los italianos Carlo María Martini, Giovanni Batista Re y Dionigi Tettamanzi, el hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, el español Antonio María Rouco Varela, el austriaco Cristoph Schönborn, el filipino Jaime Lachica Sin y el canadiense Jean-Claude Turcotte. Como es lógico, ninguno ha presentado su candidatura de forma oficial.
 
Durante los últimos años, y más aún desde que la salud del Papa comenzó a agravarse, los especialistas consideran que la elección se decante o bien por un latinoamericano (en Latinoamérica vive el 40 por ciento de los casi 1.100 millones de católicos del mundo), o bien por uno italiano, una costumbre que se rompió con la elección en 1978 de Karol Wojtyla, primer Pontífice no italiano en 455 años.
 
Sin embargo, el nombre que más 'suena' es el cardenal alemán Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. A su favor se encuentra el hecho de que tiene 77 años, lo que cumpliría con las tesis que abogan para que el próximo papado sea "corto".
 
Dos de las condiciones que deberá cumplir el próximo Santo Padre es que debe hablar varios idiomas –el inglés y el italiano son obligatorios– y tener una presencia pública destacable. En cualquier caso, por ahora todo son cávalas. Porque, tal y como afirma Robert Moynihan, editor de la revista Inside the Vatican, "en el Vaticano, aquellos que hablan no saben, y los que saben no hablan".

La elección del nuevo Papa será un hecho capital teniendo en cuenta que se trata de una institución con 4.439 obispos, 404.626 sacerdotes, 814.779 monjas y 57.813 hombres que, a pesar de no ser sacerdotes, ayudan a oficiar las misas.

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