L D (EFE) En la sede de la Nunciatura había un gran cirio blanco encendido y el sillón papal blanco vacío y rodeado de flores blancas y amarillas, con los colores del Vaticano a sus pies, símbolos de la ausencia del Papa. Algunos de los escritos decían "qué pena para todos los que nos quedamos y que suerte para Dios" o "para un hombre noble que ha marcado la historia de este siglo deja huella y no se olvida. gracias por tu generosidad con el mundo entero".
Estos recuerdos contrataban con los escritos más espontáneos de los niños, que como los pequeños Miriam o Ricardo le dejaban "muchos besitos para el Papa". Entre los mensajes más conmovedoras el que decía "Nací el mismo año de la elección del Pontífice. Ha sido mi Papa y viví con él" o este otro "mi añorado Juan Pablo II, nunca te seguí los pasos maravillosos que creaste en este mundo tan difícil y cruel... aunque mi añoranza no lo supe, ahora te echo de menos".
Estos recuerdos contrataban con los escritos más espontáneos de los niños, que como los pequeños Miriam o Ricardo le dejaban "muchos besitos para el Papa". Entre los mensajes más conmovedoras el que decía "Nací el mismo año de la elección del Pontífice. Ha sido mi Papa y viví con él" o este otro "mi añorado Juan Pablo II, nunca te seguí los pasos maravillosos que creaste en este mundo tan difícil y cruel... aunque mi añoranza no lo supe, ahora te echo de menos".