L D (Europa Press) Zaplana, afirmó que el liberalismo ha inspirado "lo mejor" de su vida política, y que le confería al acto una "trascendencia muy especial" porque le servía para expresar su "firme adhesión y lealtad" a la Constitución del 78 precisamente en la tierra donde se aprobó “La Pepa”.
"Es una ocasión para reivindicar el espíritu constitucional cuando, por razones ajenas a la voluntad de la inmensa mayoría de españoles, se ha abierto un proceso de revisión de nuestro modelo de convivencia cuyas últimas consecuencias desconocemos", agregó.
En este contexto, recordó que mañana se celebrará el aniversario de una Carta Magna que fue aprobada en 1812, a pesar de la presión que ejercían las tropas invasoras, con "equilibrio y consenso". "Como también lo es la que hoy es nuestra Constitución", apostilló, matizando que en ella se encierran muchos de los principios que guían el ideario liberal.
A continuación, sostuvo que la dirección que el PP trató de dar al Gobierno entre 1996 y 2004 se basó en también en principios liberales. Así, dijo que se garantizó la división de poderes, "devolviendo a los jueces y magistrados su participación en la elección del Consejo General del Poder Judicial", y se "extirpó la lacra de la corrupción", se luchó contra el terrorismo y tomó posición "en contra de quienes pretenden imponer un monopolio cultural y lingüístico de carácter nacionalista y excluyente".
Además, afirmó que su partido defendió el derecho de los padres a elegir "libremente" el modelo de educación que desean para sus hijos; la libertad religiosa "en un marco de tolerancia y pluralismo, sin ataques a nadie ni cruzadas de ningún signo" y a favor de la sociedad civil y su participación en los servicios públicos. En el área de la economía, puntualizó, se impulso la "liberalización" y la búsqueda del "pleno empleo". "Y en este sentido hay que decir que la llegada del Gobierno socialista al poder ha frenado en seco el gran proyecto liberal que puso en marcha el PP", sentenció.
Después, el portavoz del PP subrayó que el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es "un caso claro" de esa "fatal arrogancia" que se impone en algunos gobernantes, y que resulta "tan temible y tan perjudicial para una nación".
El "sectarismo" de Zapatero
"En el ámbito político, la palabra que define la acción de Gobierno socialista es 'inestabilidad' –adujo–. La inestabilidad de un progresismo revolucionario de salón que ya había fracasado en España, no una, sino dos veces. La primera en el siglo XIX y la segunda, en el siglo XX. ¿O qué otra cosa es declarar abierto un proceso de revisión constitucional sin apuntar su alcance ni definir sus límites, permitiendo, además, que se lancen frívolamente las propuestas más disparatadas, hasta por el mismísimo presidente del Consejo de Estado?".
Además criticó el "sectarismo" de un jefe del Ejecutivo que "limita" el pluralismo informativo retrasando el apagón analógico o intenta "negar" el derecho a una educación religiosa y a "imponer una sociedad monocolor y forzosamente laica". "Un sectarismo que le lleva a intentar controlar y manipular las asociaciones, incluso de víctimas del terrorismo, aunque con ello se genere una absurda división de quienes merecen, más que nadie, nuestro apoyo y cariño", aseveró.
Eso mismo sectarismo, a juicio de Zaplana, es el que ha llevado a Zapatero a modificar "arbitrariamente" las reglas de juego en la elección de jueces y magistrados; a "intervenir" en la política económica o, en el área exterior, a "apartarse de los países libres y elegir como amigos y aliados preferenciales a países como Cuba o Venezuela". "Este alineamiento con regímenes corruptos y dictatoriales, enemigos declarados del sistema de valores del mundo libre, están perjudicando la reputación y el crédito de España en la escena internacional. En este sentido, la política del Gobierno socialista supone un retroceso a los 70 años", destacó.
El PP debe reivindicar los principios liberales
Dicho esto, manifestó que ante el "panorama preocupante" que vive España, se hace "urgente" volver a reivindicar los principios liberales por los que se apostó en los últimos ocho años de Gobierno del PP. "Un Partido Popular en el que conviven diversas orientaciones, pero en el que el liberalismo tiene un papel capital clave que jugar. El liberalismo no puede ser el patrimonio exclusivo de una formación minoritaria. Ha de impregnar una oferta de centro amplia y plural", determinó.
A juicio de Zaplana, el Partido Popular es una alternativa que ha demostrado que tiene "ideas para gobernar" y que ahora "ha de acentuar su discurso liberal y reformista". "Debe evitar caer en un conservadurismo estéril, condenado a ser una fuerza minoritaria en un espacio política español. La experiencia nos demuestra que sólo hemos logrado alcanzar y mantener el poder cuando hemos sido vanguardia de las reformas. Los desafíos que tiene planteados España tienen una mejor respuesta desde el centro liberal que desde el socialismo. Pero tampoco tienen ninguna desde el conservadurismo autocomplaciente"; concluyó.