Dos ingenieros José Manuel Serrano y Eduardo Alonso, señalaron como causa inmediata del hundimiento del túnel la excavación del lado izquierdo del mismo. Lo más complicado está en encontrar la causa mediata, o última, del desgraciado evento. Lo que sabemos a estas alturas es que los problemas se podrían haber evitado de haberse utilizado una tuneladora, en lugar de optar por el método austriaco, que fue prohibido en la Comunidad de Madrid en 1996.
Pero si se opta por el método austriaco, este exige un cuidadoso estudio geológico del área, para poder suplir con hormigón y otros refuerzos las áreas en las que la propia estructura del terreno, por la consistencia de los materiales, lo exija. Pero las obras se realizaron sin el necesario estudio, que habría aconsejado otras medidas de refuerzo sino la suspensión de la obra.
Aún otro escalón de responsabilidades alcanza a la reducción de las medidas de refuerzo, sobre las que ya estaban previstas en el plan. Libertad Digital pudo saber la dirección de obra (GISA) impuso que se colocaran las cerchas de sujeción con una distancia entre sí mayor que la prevista.
Error Humano
Por tanto, la conclusión que se está imponiendo es la del “error humano”, y no la de una fatalidad imprevisible. Xavier Borràs, ex director de la compañía pública GISA, dependiente de la Generalidad, y propietaria del proyecto de ampliación del Metro, apunta en este sentido. Acusa a las constructoras de excavar más de lo debido, lo que dejaría el túnel sin una base suficiente en la que sustentarse. A partir la morfología del terreno facilitó que se creara la chimenea y se produjera el derrumbe.
GISA subcontrató a dos ingenierías para que realizaran el trabajo de dirección de obra. Javier Gete-Alonso, ingeniero de una de ellas, ha puntualizado que las constructoras realizaron una excavación de unos 70 centímetros de profundidad sin que hubiera una orden que lo indicara, en una zona que estaba “en auscultación”. Él añadió que “Ni la autorizamos ni la ordenamos”. También declaró en la comisión parlamentaria que no cuenta con vigilancia de 24 horas, en referencia al hecho de que las constructoras habrían hecho la excavación de noche.
En el mismo día compareció José Antonio Rubín de Celis, gerente de la UTE (unión temporal de empresas) de las tres constructoras, FCC, Comsa y Copisa. Rubín de Celis respondió a Gete-Alonso que si construían en ese tramo es porque nadie les ordenó que no lo hicieran. Es más, “La permanencia en el tajo es responsabilidad de la dirección de obra. No sé por qué no estaban cuando debían”, replicó.