(Libertad Digital) A pesar del fracaso que le han supuesto a Ibarretxe los resultados electorales del pasado 17 de mayo, una serie de hechos importantes, como su entrevista con el presidente del Gobierno dos días después de la reunión que éste tuviera con Batasuna en la sede de la presidencia del Gobierno vasco, refuerzan de una manera sorprendentemente paradójica su espacio político y su liderazgo para emprender esta nueva legislatura. Legislatura que se inaugura con pasos que suponen un retroceso en la lucha contra el terrorismo como lo es la inusitada presencia de los continuadores de Batasuna en el Parlamento vasco, lo que implica en gran medida la derrota de los procedimientos utilizados, y que tan beneficiosas consecuencias estaban ofreciendo a toda la sociedad en el acoso de los violentos.
Sin duda alguna, compartiendo el criterio de la ciudadanía vasca, podemos considerar en serio riesgo el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. No sólo por el profundo distanciamiento producido entre los partidos firmantes, el PSOE y el PP, sino porque hechos como el anteriormente citado vuelven a volcar la situación política en un marco favorable a la dinámica soberanista compartida por el PNV, EA, ETA y sus tentáculos políticos, corriendo el riesgo de echar por la borda el sacrificio y el tesón de todos aquellas personas y colectivos que han sostenido la resistencia democrática frente a la barbarie.
Descubrimos el inicio de la vuelta al error consistente en que cualquier acuerdo dirigido para la normalización política del País Vasco tenga que pasar necesariamente por el PNV, convirtiéndole a éste en arbitro de nuestro futuro. Abandonando, por el contrario, el proceso de pacificación, el único con resultados constatables, protagonizado por el acuerdo entre el PSOE y el PP.
Finalmente, nos parece gravemente irresponsable que se pudiera caer en la tentación de que el sistema democrático declare un tregua tácita y unilateral al mundo de ETA, coincidiendo precisamente con el momento de mayor debilidad de la banda terrorista, lo que definitivamente supondría la derrota del estado de derecho configurado alrededor de la Constitución del 78 y del Estatuto de Guernica, el arrumbamiento hacia el desistimiento de la sociedad democrática, así como el abandono en la indignidad a las víctimas del terrorismo. Porque la defensa de la libertad, la consecución de la paz, y el fortalecimiento del sistema democrático depende en gran medida de los acuerdos y consensos del partido que gobierna y de aquel que puede gobernar ( PSOE y PP). Si no sucediera así, habríamos dejado la iniciativa al nacionalismo vasco representado por PNV y EA y a la banda terrorista ETA.
Sorprendidos por esta dinámica que nos devolvería a la situación surgida del Pacto de Estella, preocupados por una vuelta a los comportamientos de los partidos políticos que nos condujo a la reconstrucción de ETA y a su campaña de asesinatos en los inicios de esta década, al gravísimo retroceso que vislumbramos, es por lo que hacemos público este manifiesto, cobijándonos en estos momentos de graves revisiones en la máxima manifestada por Unamuno de elegir la libertad ante una paz mal concebida.