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Terroristas chechenos se responsabilizan del mayor apagón de la historia de Moscú

Los terroristas chechenos, encabezados por Shamil Basáyev, se han hecho responsables este sábado del mayor apagón de la historia de Moscú, declaración sobre la que el Kremlin y la prensa rusa mantienen un mutismo absoluto. El propio Basáyev declaró que "nuestras unidades de sabotaje asestaron un duro golpe contra uno de los sistemas vitales más importantes del imperio ruso, y el resultado de la operación superó nuestras expectativas".

L D (EFE) A diferencia de lo ocurrido tras los secuestros del teatro de Dubrovka en Moscú (2002) y la escuela noroseta de Beslán (2004), el Gobierno ruso no ha salido al paso de las declaraciones del jefe de los terroristas.
 
El presidente del prorruso Consejo de Estado de Chechenia (órgano consultivo), Taus Dzabraílov, fue el único en poner en duda la posible mano terrorista en el apagón que paralizó el pasado miércoles Moscú y tres regiones adyacentes. "Basáyev acostumbra a reivindicar todo lo que pasa en el mundo para obtener financiación de las organizaciones terroristas internacionales", apuntó. En opinión del funcionario prorruso, "a Basáyev y a sus seguidores se les está acabando el dinero que antes les llegaba a mares del exterior. Incluso ya no utiliza las comunicaciones por radio".
 
Aunque los periódicos rusos no se hacen eco en sus ediciones de este sábado de este asunto, el diario digital gazeta.ru recuerda que cuando Basáyev ha reivindicado un atentado terrorista los hechos han confirmado casi siempre su autoría. Las autoridades responsabilizaron a unos vándalos por las explosiones ocurridas en la primavera de 2004 en dos gasoductos y varias líneas de alto voltaje en la región de Moscú, pero Basáyev aportó material de vídeo sobre los preparativos del acto de sabotaje.
 
En caso de demostrarse la autoría de Basáyev, este habría cumplido su promesa de vengar la muerte del líder de los terroristas y presidente de la Chechenia independiente, Aslán Masjádov, abatido por las fuerzas federales rusas en marzo pasado. Además de poner en evidencia a las fuerzas de seguridad rusas, el grupo terrorista habría conseguido paralizar el transporte público en Moscú, irritar a unos 5 millones de personas y provocar unas pérdidas de varios millones de dólares.

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