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El Estudiantes se recupera e iguala la semifinal ante el Real Madrid (67-89)

Después del correctivo que recibió el pasado viernes, el Estudiantes se ha repuesto derrotando con claridad al Real Madrid este domingo por 67-89 en el segundo partido de las semifinales que les enfrenta. Los colegiales dominaron de principio a fin el encuentro con una gran actuación del argentino Hernán Jasen y además se hace con el factor campo, ya que los dos próximos partidos los jugará como local. El próximo martes se disputará el tercer encuentro de la otra semifinales, que enfrenta al Tau Vitoria y al Unicaja de Málaga.

L D (EFE) Pepu Hernández ha logrado en poco más de 24 horas una mutación completa del Estudiantes. El Madrid hizo lo que quiso el viernes y Hernández avisó a todos. Dijo que su equipo iba a aprender mucho de esa experiencia. El Estudiantes funcionó como una máquina en defensa. Además, volvió a conectar a Hernán Jasen y a Carlos Jiménez, perdidos en el primer partido y vitales en el segundo; refrescó a los bases para que el dúo Sergio Rodríguez-Nacho Azofra superase a la potente línea exterior rival y, para terminar, logró que los pivots sacaran de la pintura a los postes blancos.

La sorpresa dejó helado al Real Madrid. No pudo anotar la primera canasta de dos puntos hasta el minuto nueve. Los triples apenas le sostuvieron unos minutos. Los quince que anotó en la apertura de la serie le engañaron. Con cuatro triples contuvo la avalancha que el Estudiantes desató sobre él en cuanto el balón surcó el aire. Pero poco después encajó un parcial de 2-10 hasta el final del cuarto y ya no levantó cabeza (14-26).

La tercera personal de Felipe Reyes (m.15) constituyó otro duro revés para el equipo de Maljkovic. El Madrid se descomponía poco a poco y, además, era consciente de su propia agonía. Jasen puso la diferencia en veinte puntos al borde del descanso (27-47) y Carlos Suárez -novedad en el cinco titular colegial- la colocó en veintitrés con un triple sobre la bocina (31-54). La ventaja de Hernández y sus hombres alcanzó un pico de veintiocho puntos al arrancar el tercer tramo (31-59). Tantas emociones juntas abrieron una especie de armisticio y, por fin, el Madrid firmó las tablas en un periodo (16-16).

Nobleza obliga, así que los blancos aún salieron al último corte con ansia de pelea y echaron el resto en una presión que sólo buscaba el milagro. Rebajaron los márgenes, pero sin amenazar nunca a un rival que pone pista en los dos próximos choques y ahora tiene la eliminatoria donde quería: empatada a uno. Al Barcelona le pasó lo mismo y ya hace días que disfruta de las vacaciones.

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