L D (EFE) La bandera, fabricada en la localidad valenciana de Onteniente, costó 24.000 euros y era de color blanco con una franja central de tres metros de ancho en la que estaba impreso el logotipo y la inscripción "Madrid 2012", de color rojo, el característico de la candidatura española. Su peso rondaba los 3.000 kilos. El punto de partida fue la Plaza de Gregorio Marañón. Allí esperaban Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, Jose María Etxeberría, presidente del Comité Olímpico Español (COE), Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, y Trinidad Jiménez, portavoz del PSOE en el ayuntamiento de la capital, entre otras personalidades.
Durante el trayecto, miles de personas portaron la bandera colocándose por debajo de ésta. Españoles, colombianos, argentinos, mexicanos, italianos y ciudadanos de muchas nacionalidades se volcaron con Madrid 2012 y la bandera que entrará en el libro Guinness de los récords por ser la más grande del mundo. La glorieta de Emilio Castelar, la Plaza de Colón, la plaza de Cibeles fueron protagonistas de la fiesta, que culminó a las 20:15 en la Plaza de la Lealtad. La bandera, tras su llegada a la Plaza de la Lealtad, fue cortada en varios trozos, un corte cada 200 metros aproximadamente.
Uno de ellos será llevado por Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, el 6 de julio a Singapur, donde se elegirá la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos de 2012 por los que pugnan Madrid, Londres, Nueva York, Moscú y París. El broche de oro a esta intensa jornada de espíritu olímpico lo pusieron la cantante colombiana Shakira y Alejandro Sanz, quienes interpretaron, en una abarrotada Puerta de Alcalá convertida en escenario, el tema 'La tortura', que pertenece al nuevo álbum de la cantante colombiana, 'Fijación oral'.
Desde las 11.00 de la mañana, hora de inicio de los actos programados, miles de personas, en su mayoría familias con niños, disfrutaban en alguna de las 16 actividades deportivas, entre ellas aerobic, tenis, balonmano o judo, distribuidas en los más de dos kilómetros que separan las plazas de Gregorio Marañón y Cibeles. La mayoría comenzaba la fiesta tratando de conseguir sombreros y viseras olímpicas que un centro comercial y las carpas de 2012 repartían por el recorrido para protegerse del sol y del intenso calor, si bien en estos puestos y a medida que avanzaba la mañana se fueron formando largas colas de espera. En torno a veinte minutos también esperaban las personas que querían conseguir otros recuerdos de la candidatura madrileña como camisetas o las pulseras olímpicas rojas. No faltaron tampoco cientos de visitas a las carpas de Madrid 2012 para inscribirse como voluntarios, con el único requisito de ser mayor de 18 años. Numerosos entusiastas participaban en las pistas de aerobic, 'spinning', baloncesto o remo, mientras que en las camas elásticas y en los castillos hinchables disfrutaban los más pequeños.
Reconocidos deportistas como Óscar Peñas y David Alarza, campeones de Europa de judo, animaban a los niños a practicar este deporte en la glorieta de Emilio Castelar. Los que prefirieron probar con el tiro con arco en plaza de Colón se encontraron como maestro a Antonio Rebollo, que fue el encargado de encender el pebetero en los Juegos de Barcelona'92. Así, mientras unos comenzaban a sudar tras esforzarse en algunas de las actividades deportivas, otros se detenían en la actuación de los bailes regionales y muchos buscaban a la desesperada algún quiosco de refrescos donde un botellín de agua costaba un euro, lo que suscitó críticas entre los madrileños.
Durante el trayecto, miles de personas portaron la bandera colocándose por debajo de ésta. Españoles, colombianos, argentinos, mexicanos, italianos y ciudadanos de muchas nacionalidades se volcaron con Madrid 2012 y la bandera que entrará en el libro Guinness de los récords por ser la más grande del mundo. La glorieta de Emilio Castelar, la Plaza de Colón, la plaza de Cibeles fueron protagonistas de la fiesta, que culminó a las 20:15 en la Plaza de la Lealtad. La bandera, tras su llegada a la Plaza de la Lealtad, fue cortada en varios trozos, un corte cada 200 metros aproximadamente. Uno de ellos será llevado por Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, el 6 de julio a Singapur, donde se elegirá la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos de 2012 por los que pugnan Madrid, Londres, Nueva York, Moscú y París. El broche de oro a esta intensa jornada de espíritu olímpico lo pusieron la cantante colombiana Shakira y Alejandro Sanz, quienes interpretaron, en una abarrotada Puerta de Alcalá convertida en escenario, el tema 'La tortura', que pertenece al nuevo álbum de la cantante colombiana, 'Fijación oral'.
Desde las 11.00 de la mañana, hora de inicio de los actos programados, miles de personas, en su mayoría familias con niños, disfrutaban en alguna de las 16 actividades deportivas, entre ellas aerobic, tenis, balonmano o judo, distribuidas en los más de dos kilómetros que separan las plazas de Gregorio Marañón y Cibeles. La mayoría comenzaba la fiesta tratando de conseguir sombreros y viseras olímpicas que un centro comercial y las carpas de 2012 repartían por el recorrido para protegerse del sol y del intenso calor, si bien en estos puestos y a medida que avanzaba la mañana se fueron formando largas colas de espera. En torno a veinte minutos también esperaban las personas que querían conseguir otros recuerdos de la candidatura madrileña como camisetas o las pulseras olímpicas rojas. No faltaron tampoco cientos de visitas a las carpas de Madrid 2012 para inscribirse como voluntarios, con el único requisito de ser mayor de 18 años. Numerosos entusiastas participaban en las pistas de aerobic, 'spinning', baloncesto o remo, mientras que en las camas elásticas y en los castillos hinchables disfrutaban los más pequeños.Reconocidos deportistas como Óscar Peñas y David Alarza, campeones de Europa de judo, animaban a los niños a practicar este deporte en la glorieta de Emilio Castelar. Los que prefirieron probar con el tiro con arco en plaza de Colón se encontraron como maestro a Antonio Rebollo, que fue el encargado de encender el pebetero en los Juegos de Barcelona'92. Así, mientras unos comenzaban a sudar tras esforzarse en algunas de las actividades deportivas, otros se detenían en la actuación de los bailes regionales y muchos buscaban a la desesperada algún quiosco de refrescos donde un botellín de agua costaba un euro, lo que suscitó críticas entre los madrileños.