LD (EFE) Después de reunirse el pasado fin de semana con los tres poderes del Gobierno de Bolivia en la ciudad oriental de Santa Cruz, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) mostró su predisposición a conversar con los grupos movilizados pero con la condición de que suspendan las medidas de fuerza que protagonizan desde hace más de dos semanas.
"A partir de ahora abriremos el mismo espacio (de diálogo) a los diferentes sectores sociales involucrados pidiendo que se respeten las condiciones expresadas en nuestro comunicado del viernes", cuando la Iglesia asumió el papel de mediador en el conflicto, señaló la CEB en un comunicado.
"Los dirigentes sabemos que sólo se levanta una movilización cuando tiene resultados", respondió desde La Paz Evo Morales, presidente del Movimiento Al Socialismo (MAS) y uno de los impulsores de las protestas, quien, no obstante, aceptó la oferta de la Iglesia para reunirse en Santa Cruz.
Mientras, la situación en la ciudad de La Paz, la capital administrativa del país, se agrava a causa del aislamiento al que es sometida por los vecinos de la localidad colindante de El Alto. Las reservas de combustible están agotadas por el cerco de los manifestantes a la planta abastecedora, en el distrito alteño de Senkata, y los productos básicos comienzan a escasear porque los accesos por carretera están completamente cerrados por las piedras colocadas sobre el asfalto.