(Libertad Digital) En un extenso artículo de opinión publicado en el diario El País titulado "Seis meses en el Alto Comisionado", Gregorio Peces Barba defiende su labor y arremete contra los críticos. Aunque reconoce como "el orgullo de mi vida" la creación de la Universidad Carlos III –la misma donde intentaron agredir a Pío Moa por dar su versión sobre la II República–, la mayor parte de su tribuna se centra en presentar presuntos éxitos en su tarea con las víctimas del terrorismo. Ya dijo Peces Barba hace unos meses que cuando Zapatero le ofreció el puesto pensó que iba a ser "tranquilo", poco problemático. Ahora, con la práctica totalidad de los afectados por atentados en su contra, el Alto Comisionado trata de presentar un balance sin mácula.
El artículo arranca con su impresión del 4-J: "Por primera vez en mi vida, a los sesenta y siete años, he oído en una manifestación contra la posición del Gobierno en la lucha antiterrorista gritos de Peces-Barba dimisión. No eran unánimes pero sí se hacían oír y se repitieron por sectores de los asistentes a lo largo de la marcha". A partir de ahí, empieza a defenderse poniendo como aval su trayectoria y lo aprendido de "buenos maestros como Joaquín Ruiz Jiménez (...) Elías Díez, Felipe González Visen, Norberto Bobbio, Renato Treves, o Hart". Recuerda después –casi ofrece su currículo completo– que lleva "ya 42 años de docencia" y que los principios de libertad, igualdad y solidaridad, han inspirado sus "más de 30 libros y de 70 artículos científicos con esos contenidos difundidos en América y en Europa y traducidos al inglés, al italiano, al francés y al portugués". Así es Peces Barba. Todas las virtudes que destaca de sí mismo se acentúan si cabe cuando relata su llegada a la política "en todo momento conforme y coherente con los valores liberales, democráticos y socialistas", según sus palabras.
Tarda en llegar pero, tras la presentación, Peces Barba se dedica a hablar no de las víctimas sino de su puesto como Alto Comisionado y de las críticas: "Desde que el presidente del Gobierno me nombró Alto Comisionado he sentido la hostilidad del Partido Popular y del Presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo", Francisco José Alcaraz. Se queja Peces Barba de que "nada más empezar pidieron mi dimisión pese a los esfuerzos de aproximación que hice, por ejemplo, con el nombramiento de la Directora de la Oficina de Apoyo al Alto Comisionado, Dña. Dolores de la Fuente o con mi entrevista, larga, en un hotel cercano a se sede, con Mariano Rajoy". Tras el lamento, Peces Barba dedica un extenso párrafo para describir el "denso y eficaz" trabajo de sus seis meses en el cargo. Sin embargo, no se para a analizar como una de las causas de las quejas sus reiteradas ausencias en homenajes a víctimas de ETA. Para Peces Barba, el primer problema son las propias víctimas: "Hemos constatado, desde el primer día, la existencia de muchos problemas de desconfianza y de recelos entre las víctimas". Relata a continuación sus "soluciones puntuales" tales como "tratamiento psicológico, trato igual en medallas y condecoraciones, cuidados y apoyos a víctimas estudiantes...". En resumen, un calco de lo que ya presentó el 24 de febrero cuando defendió su labor en noviembre ante los diputados en el Congreso.
En su afán por aglutinar el concepto de víctima del terrorismo, Peces Barba deduce: "Las víctimas de ETA o del GRAPO son muy distintas entre sí: las hay famosas y anónimas, civiles, militares y delos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, periodistas, políticos, empresarios, concejales, obreros, niños o personas que pasaban por allí; las víctimas del 11 de marzo son igualmente resultado de la irracionalidad porque han muerto por tomar un tren a las siete y media de la mañana de un día aciago y siniestro". La conclusión: "por esta razón peleo para que monumentos y conmemoraciones sean unitarios y para que todas las medidas que se tomen puedan favorecer a toda las víctimas". Tras dos párrafos más de medidas –en su opinión, determinantes; en opinión de la mayoría de las víctimas, insuficientes–, Peces Barba concluye satisfecho: "A esto lo llamo yo luchar por la unión de las víctimas".
Pero empezó el artículo por las críticas contra su persona en la multitudinaria marcha del 4-J y con ellas pone punto final a la extensa pieza en El País. "En el entorno de la manifestación, comentarios desde los medios de comunicación afines al PP y propiedad de la Conferencia Episcopal han multiplicado su hostilidad, su desprecio, sus insultos y sus maledicencias". "Han construido en este tema –prosigue–, con el apoyo de víctimas y familiares, muchos de ellos de buena voluntad, una operación de acoso y derribo contra el Alto Comisionado".
Pero, ¿dimitirá?: "Una vez más, su pasión y sus prejuicios les ciegan. El Presidente tiene siempre sobre la mesa mi dimisión y sabe que puede utilizarla en cualquier momento si piensa que soy más un problema que una solución".