Menú

El Real Madrid recupera el factor cancha al imponerse al Estudiantes en una prórroga de infarto (84-85)

La muñeca mágica del estadounidense Louis Bullock y las concesiones del Adecco Estudiantes en los momentos clave han permitido al Real Madrid salir victorioso del tercer episodio de la semifinal madrileña de los play-offs de la Liga ACB para volver a ponerse con ventaja (2-1). El equipo colegial, que forzó una prórroga que se antojaba imposible, está obligado a ganar este viernes si no quiere verse apartado de la lucha por el título.

La muñeca mágica del estadounidense Louis Bullock y las concesiones del Adecco Estudiantes en los momentos clave han permitido al Real Madrid salir victorioso del tercer episodio de la semifinal madrileña de los play-offs de la Liga ACB para volver a ponerse con ventaja (2-1). El equipo colegial, que forzó una prórroga que se antojaba imposible, está obligado a ganar este viernes si no quiere verse apartado de la lucha por el título.

L D (EFE) Después de todo, blancos y colegiales parecen tener la misma dependencia de un solo hombre. Los primeros, la sobradamente conocida de Bullock. Los segundos, y esto es más novedoso, del joven Sergio García. Los dos modulan los biorritmos de sus equipos y casi todo lo que sucede en la cancha pasa por sus manos. Con ellos fluctuó el choque de un lado a otro y con ellos se definieron las tendencias al alza o a la baja de dos bloques condenados a luchar hasta el límite. El Madrid salió a Vistalegre mediatizado por el revolcón del segundo partido. El Estudiantes, también. Por unos momentos voló sobre el parqué subido a la estela del mejor jugador del último Europeo Júnior, pero de pronto, cuando la resistencia psicológica madridista empezaba a temblar, entró en una depresión profunda de la que ya no consiguió liberarse.

El colapso azul no nació de una pizarra ni de ninguna situación estratégica concreta. Salió a la luz a partir de las pérdidas de balón. El Estudiantes perdió la brújula en ataque y Bullock lo aprovechó para sacar del túnel a los suyos. El Madrid pasó de dominador a dominado y se creció ante la adversidad bajo una presión ambiental tremenda hasta acabar el primer tramo en una posición de ventaja que nunca se hubiera imaginado (18-21). El desconcierto, además, afectó a jugadores vitales para el equilibrio estudiantil. Uno de ellos fue Carlos Jiménez, siempre parco ante el aro, que decidió asumir la responsabilidad con valentía, pero con poco acierto. Mientras tanto, el Madrid abría brecha (34-45 m.20) gracias a dieciséis puntos anotados por Bullock.

El paso del norteamericano por el banquillo permitió que el Estudiantes se acercase. En cuanto regresó a pista los blancos retomaron el control de la situación. También los colegiales habían recuperado a Sergio Rodríguez a mitad de periodo para poner orden y concierto. Sin embargo, el Madrid ya había superado la prueba de dureza mental que tenía delante del público rival y se marchó al intermedio con ocho puntos de colchón (37-45). Las doce pérdidas de balón acumuladas en la estadística local habían marcado la frontera. Coartaron al Estudiantes en la misma medida que levantaron al Madrid y el Madrid, pese a ser menos imaginativo como equipo, es más sólido a la hora de sujetar una situación en el marcador. Esa situación tocó cúspide con los quince puntos de diferencia que había en el ecuador del tercer tramo (45-60).

La defensa apretaba de nuevo sobre Bullock, como en el segundo choque de la serie. El cambio en el decorado vino por la zona. Esta vez, el Madrid supo meter balones interiores y sus pivots encontraron los resquicios para rebañar balones cerca del aro. En semejante situación la defensa sufre y el Estudiantes puede dar fe de ello. Aún así, los blancos bajaron el pistón en los cinco últimos minutos del corte y dejaron abierta una puerta que nunca debe despegarse cuando el adversario es el Estudiantes (56-65 m.30). Los colegiales, olvidados los apuros previos, estaban de nuevo afinados a falta del último y decisivo capítulo. Su defensa funcionaba y los puntales que le sostienen, caso de Jiménez, otra vez centrados, como Nacho Azofra.

El Madrid sentía el acoso con la lucha del belga Axel Hervelle por todo sustento (60-65 m.33). Los tiros libres y el rebote ofensivo le dieron una brizna de aire (60-70 m.35) que los triples de Hernán Jasen y una cesta de Jiménez a falta de siete segundos le quitaron con el 78-78 condenándole a una prórroga incierta para sus intereses y celestial para el Estudiantes que la fortuna y el acierto del francés Moustapha Sonko desde la línea de personal resolvió a cinco segundos de la bocina.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios