L D (EFE) Las palabras del Rey han sido uno de los momentos culminantes de la ceremonia, en la que los presidentes de los Comités Olímpico Internacional (COI) y de los Juegos Mediterráneos (CIJM), Jacques Rogge y Amar Addadi, respectivamente, destacaron la fraternidad que representa este acontecimiento y abogaron por "la deportividad y el juego limpio".
El estadio Mediterráneo de la ciudad andaluza, poblado por unas 18.000 personas, se engalanaba para recibir a las delegaciones de los países participantes, que desfilaron sobre el tartán del recinto al son de la música del guitarrista almeriense Tomatito, con el equipo español cerrando la comitiva. El montaje de la composición Al-mariyat Bayyana, obra de La Fura dels Baus y puesto en escena por ochocientos actores y figurantes, dibujó sobre la pista la evolución de Almería a través de las distintas etapas de la historia, poco después de un festival de juegos populares en los que participaron unos mil niños.
Las primeras civilizaciones de Almería, fenicios, romanos, árabes y cristianos recorrieron la pista del estadio para hacer un paseo por la historia de la ciudad, sin olvidar que su peculiar geografía ha permitido filmar películas ambientadas en el "lejano oeste" y los momentos duros de la emigración de miles de almerienses. La pista del estadio Mediterráneo se transformó después en un inmenso invernadero, como metáfora de la nueva Almería y su industria agrícola, bajo el que se escondieron los atletas a la espera de la entrada de la bandera de los Mediterráneos portada, entre otros, por los embajadores de Almería 2005, Arantxa Sánchez Vicario, Laura Muñoz y Fermín Cacho.
Las composiciones interpretadas por la Orquesta Ciudad de Almería acompañaron en todo momento el espectáculo, en el que los acordes del pasodoble "Suspiros de España" en la voz de la cantaora Carmen Linares y la actuación de Joan Manuel Serrat para entonar su clásico "Mediterráneo" inundaron de emoción a los presentes. Tras las intervenciones oficiales del Rey y los presidentes del COI, el CIJM y el organizador de los Juegos, Juan Francisco Megino, que dijo que la ceremonia de hoy hacía "realidad algo que para muchos era una utopía", se procedió al juramento de los atletas y los jueces.
El fin de fiesta se desarrolló con la Ceremonia del Agua, un acto en el que participaron dos niños de cada uno de los 21 países que concurren a los Juegos y que volcaron agua los ríos que van a parar al Mediterráneo, portada en ánforas réplicas de las descubiertas en Italia en el siglo II a.c. Una representación sobre cortinas de agua de imágenes reales y símbolos de Almería precedió al momento final del acto, que concluyó con una exhibición de fuegos artificiales coronado con la representación del emblema de los Juegos Mediterráneos Almería 2005.