L D (Agencias) El euro cotiza a 1,1888 dólares en los mercados europeos, su nivel más bajo en trece meses, en un entorno marcado por la renovada confianza de los inversores en la divisa estadounidense, que se fortalece frente a las principales monedas del mundo, salvo el yen.
Los últimos buenos datos macroecónomicos llegados desde Estados Unidos contrastan con las incertidumbres en la zona euro, donde se espera una decisión del Banco Central Europeo (BCE) esta semana sobre los tipos de interés. El nivel alcanzado este lunes por el euro es el más bajo desde el 20 de mayo de 2004, cuando se situó en 1,1893 dólares. Tras caer a 1,1888 dólares, la divisa europea se recuperó hasta los 1,1900, frente a los 1,1947 dólares en los que cerró la sesión del viernes en Nueva York.
Por su parte, la libra redujo su valor de 1,7694 dólares a 1,7611 dólares. El yen fue la única de las principales divisas que ganó fortaleza con respecto al dólar, al cambiarse 111,43 por un dólar, frente a los 111,70 en el cierre de la sesión del viernes. El factor que parece estar detrás de este reequilibrio de fuerzas son los últimos informes en los que se muestra una mejora de la confianza económica en el país asiático.
En la relación euro-dólar, las incertidumbres en las cuentas estadounidenses han sido tradicionalmente las causantes de la revalorización de la moneda europea. Durante meses, los déficit comercial y presupuestario de Estados Unidos impulsaron al euro, que alcanzó su máximo histórico frente al dólar en diciembre, cuando cotizó a 1,3667 dólares. No obstante, la tendencia se invirtió en los último tiempos conforme la Reserva Federal (Fed) subía de forma sostenida los tipos de interés y las dudas se trasladaban al continente europeo.
Hasta el momento, la Fed ha demostrado más capacidad de reacción. Esta misma semana, el organismo presidido por Alan Greenspan decidió una nueva subida en un cuarto de punto del precio del dinero, la novena de esta magnitud en apenas un año, hasta el 3,25%. En verano de 2004, los tipos de interés se encontraban en el 1%, el nivel más bajo en varias décadas, en un momento marcado por la necesidad de estimular el crecimiento económico.
En la actualidad, la Fed se muestra interesada por continuar la tendencia de subida de tipos, atenta a la necesidad de controlar la inflación, aunque los analistas coinciden en que esta política no durará muchos meses más.
Por otro lado, los últimos datos macroeconómicos en Estados Unidos, en los que se aprecia una mejora en capítulos como la manufactura y la confianza económica, han fortalecido la divisa norteamericana, frente a un euro sometido a incertidumbres económicas e incluso políticas tras el fracaso de la última cumbre sobre las expectativas financieras.
La Red Europea de Previsiones (EFN, en sus siglas en inglés) rebajó la semana pasada su previsión de crecimiento de la zona euro en 2005 hasta el 1,3% y hasta el un 1,6% en 2006, debido a la debilidad de la actividad económica del primer trimestre, según los datos publicados hoy por la organización. Este dato contrasta con la revisión del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos en el primer trimestre del año, en el que creció un 3,8%, frente al 3,5% precedente. Este crecimiento es una décima mayor que el dato estimado por los analistas, que esperaban que el PIB hubiera aumentado un 3,7% en el primer trimestre.
Los analistas mantienen la atención puesta en el BCE, a la espera de una decisión sobre los tipos que revierta la tendencia. El organismo presidido por Jean Claude Trichet mantiene el precio del dinero en el 2% desde hace dos años. La reunión del jueves estará presidida por las presiones desde distintos ámbitos políticos para que abarate el precio del dinero para incentivar el crecimiento económico.
Se especula con la posibilidad de que esta misma semana llegue la decisión de bajar los tipos, sobre todo después de que las autoridades suecas del Riksbank recortaran el índice hasta el 1,5% de forma inesperada la semana pasada. El Banco de Inglaterra también se reúne esta semana, y podría adoptar un recorte debido a los últimos datos macroeconómicos y después de haber elevado los tipos hasta el 4,75%.