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Movilizados más de quince mil policías filipinos para afrontar la jornada de protestas contra la presidenta Arroyo

El jefe de la Policía Nacional de Filipinas ha ordenado la movilización de quince mil policías para hacer frente a las manifestaciones convocadas por partidos políticos opositores y organizaciones civiles que exigen la renuncia de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo. Los opositores afirman que en las calles estarán más de un millón de personas. El Gobierno filipino atraviesa su más grave crisis política después de que la mandataria fuera acusada de fraude electoral.

LD (EFE) Los quince mil miembros de la Policía de Manila están en máxima alerta ante la convocatoria de nuevas manifestaciones de protesta contra el Gobierno de la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, quien atraviesa su más grave crisis política.
 
El jefe de la Policía Nacional, el general Arturo Lomibao, aseguró que los agentes de seguridad aplicarán la máxima tolerancia al tratar con los manifestantes. El anuncio de la medida se produjo después de que la oposición anunciara que intentará reunir el martes a un millón de personas para presionar a Macapagal Arroyo y que renuncie su cargo.
 
Lomibao reconoció que es posible que grupos terroristas como Abu Sayyaf y el brazo armado del Partido Comunista de Filipinas, el Nuevo Ejército del Pueblo, intenten de infiltrarse y desbaratar las manifestaciones. El NEP amenazó el domingo con aumentar sus ataques a objetivos gubernamentales en un intento de debilitar más la posición de la presidenta.
 
La mandataria afronta estos días su más grave crisis política desde su llegada al poder, con llamadas a su dimisión por la oposición y por otros varios sectores de la sociedad filipina, que la acusan de fraude en las elecciones presidenciales de 2004 y a miembros de su familia de escándalos de corrupción.
 
El viernes pasado, al menos diez miembros del Gabinete de Macapagal Arroyo dimitieron y pidieron su dimisión, un llamamiento a que se sumó la ex presidenta Corazón Aquino. Pero el influyente Consejo de Obispos Católicos de Filipinas se abstuvo el domingo de pedir a la dirigente que renuncie a su cargo, una decisión que alivia la presión sobre la mandataria.

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