L D (EFE) En declaraciones al telediario de la noche de TF1, el primer canal de la televisión francesa, el Príncipe Alberto, en vísperas de su entronización como Alberto II de Mónaco, dice sentirse "desolado" por "mis amigos españoles y por mis amigos de Madrid, pero me sentí, en cierta forma, obligado a intentar al menos hacerles responder" sobre la cuestión, agregaba con un leve tartamudeo.
"Nunca estuve teledirigido por nadie. En absoluto", añade el heredero de Rainiero II, quien había acogido con una abierta sonrisa la pregunta sobre el malestar español por su cuestión sobre la amenaza terrorista en Madrid 2012. "Planteo a menudo cuestiones al COI. Hay que saber que cuando se es miembro del Comité Olímpico Internacional se representa al COI y al Olimpismo en su país. No se es representante del COI en su país", señala. Entonces, "yo no hablaba en calidad de jefe de Estado, sino en calidad de miembro del COI", asegura.
"Me lo permití porque había habido un evento (la explosión de un coche-bomba) cerca de un recinto deportivo (en el estadio de La Peineta de Madrid), un evento desgraciado, absolutamente lamentable, que felizmente no causó daños ni víctimas, pero si yo no planteaba esta cuestión sobre la situación y la respuesta a actos terroristas, otro lo habría hecho", considera. También "había planteado otras preguntas a otras ciudades candidatas", matiza el Príncipe Alberto. "Desgraciadamente, lamento que hayan reaccionado así y que lo hayan tomado mal, pero yo sólo cumplía con mi deber de miembro del COI", declaraba al presentador estrella francés Patrick Poivre d'Arvor.
El príncipe no oculta que "se sentía próximo a la candidatura de París, que era una muy bella candidatura. Londres también era una bella candidatura, y es cierto que (la decisión final) se jugó en muy poca cosa, en muy pocas voces y quizás en los últimos instantes". "Pero no pienso que haya habido irregularidad alguna. Si el mismo presidente del COI" dice que no hubo este tipo de problemas "creo que tiene razón", añade.
El príncipe monegasco evoca "los informes extremadamente voluminosos y difíciles de examinar en un tiempo limitado" de cada candidatura y otras densas documentaciones a asimilar, entre las razones que hacen que algunos votos sólo se decidan en el último momento. "También, y creo que es muy importante, La presentación final tiene mucha más importancia de lo que se puede pensar", afirma. "Hubo también conversaciones de pasillo de último momento" y "hubo quizá oportunidades que desgraciadamente la candidatura de París no pudo aprovechar".