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Tiger Woods suma su décimo 'grande' al adjudicarse la segunda Jarra de Plata en St. Andrews

El mejor golfista del momento, el norteamericano Tiger Woods, ha hecho válidos todos los pronósticos al proclamarse vencedor del Abierto Británico con más facilidad de la prevista. El Tigre consique así su décima victoria en un gran torneo con una clara superioridad sobre sus rivales, entre los que se encontraban los españoles José María Olazábal, que acabó a 6 golpes, y Sergio García, a 7.

El mejor golfista del momento, el norteamericano Tiger Woods, ha hecho válidos todos los pronósticos al proclamarse vencedor del Abierto Británico con más facilidad de la prevista. El Tigre consique así su décima victoria en un gran torneo con una clara superioridad sobre sus rivales, entre los que se encontraban los españoles José María Olazábal, que acabó a 6 golpes, y Sergio García, a 7.
L D (EFE) Sobresaliente en matemáticas para Tiger Woods en St.Andrews, la Catedral del golf en donde el estadounidense de 29 años aumentó su número de títulos de Grand Slam a "10", al adjudicarse de principio a fin el 134 Abierto Británico, el segundo que coloca en su palmarés. Tiger, en el culmen de su poder físico, salió a jugar la última vuelta calculadora en mano, consciente de que su juego mecánico -calle, green, calle, green- no falla en St.Andrews y, además, bajo el paraguas de su ventaja inicial (2 golpes) en un día con poco viento.

Aunque menos robótico que cuando ganó hace cinco años su primer Abierto Británico en este mismo mítico recinto, con récord de 19 bajo par y sin caer en bunker alguno en 72 hoyos, Tiger no falló en mediciones, palos, distancias y alternativas en el marcador. Dosificó su ventaja sin arriesgar en un día con banderas complicadas, obtuvo los birdies que su forma de jugar le facilita el campo; mantuvo a raya a sus perseguidores, entre ellos a José María Olazábal (tercero), y se llevó la Jarra de Plata con 14 bajo par y 5 de diferencia sobre el escocés Colin Montgomerie.

Después, metió sus bártulos en el petate y partió hacia su país con un 'Grande' más y 1.080.000 dólares en la faltriquera, que le colocan líder en ganancias del circuito estadounidense y le afianzan otra vez en el liderato mundial.

El californiano nunca perdió un 'Grande' cuando salió el último día como líder y así continuará la estadística. Tiger se convierte en el tercer jugador de la Historia que pone un doble dígito al número de victorias de Grand Slam, por detrás de Jack Nicklaus (dieciocho) y Walter Hagen (11), y es el segundo golfista en la historia del PGA Tour que gana cada uno de los cuatro "Grandes" más de una vez, al igual que hizo el citado Nicklaus, ya retirado desde el pasado viernes en St.Andrews.

Olazábal, que jugó con Tiger la última jornada, se vio incapaz de rebajar los dos golpes de renta del norteamericano. Tiger marcaba de cerca a Olazábal sin problemas, siempre jugando un palo más desde el tee, y sólo el empeño del escocés Colin Montgomerie por no descolgarse de la ocasión de su vida de ganar un 'Grande' mantuvo el interés casi hasta el hoyo 12. Después, con cuatro de ventaja sobre Olazábal y "Monty", el torneo prácticamente terminó.

Las opciones del resto de perseguidores, al margen del vasco y el escocés, se fueron derritiendo conforme avanzaba la tarde. Vijay Singh, Retief Goosen ni el español Sergio García fueron capaces de embocar un número significativo de birdies como para estropear las cábalas de Tiger. García, en un pésimo día en los greenes (19 putts en los primeros 9 hoyos) se vio incapaz de remontar y acabó entregado.

La llegada al hoyo 18 de Tiger fue espectacular. St.Andrews le despidió en 2000 como absoluto dominador y cinco años después se repite la historia pese a que el campo remodeló cinco hoyos para proporcionarle más longitud.

Tiger, después de un breve periodo de resultados menos brillantes, recobra en St.Andrews su papel de jugador que se haya por encima del resto. Además, sumó su segundo torneo de Grand Slam del año después de adjudicarse el Masters de Augusta, a lo que se une el segundo puesto que obtuvo en el reciente Abierto de los Estados Unidos.

Olazábal, que pujaba por convertirse en el primer jugador de la historia en conseguir el título del Abierto Británico en todas sus categorías (infantil, júnior, aficionado y profesional), vio truncado su sueño, aunque su puesto final le empuja en la clasificación mundial y le abre las puertas de par en par a los mejores torneos del mundo.

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