L D (EFE) La historia dejó grabada la victoria de Jalabert en Mende hace diez años, cuando con el maillot del ONCE hizo tambalearse a Miguel Induráin con una enorme emboscada. Una década después, otro hombre de Manolo Sáiz, el gallego Marcos Serrano, volaba directamente a sus 32 años del aeródromo de la localidad francesa a la gloria. Así cumplía un sueño personal y daba a su necesitado equipo la primera victoria, la tercera de los españoles en la presente edición.
En día de efemérides, también era el segundo pontevedrés después de Pereiro en visitar el podio de ganadores de etapa. Fueron coincidencias, nunca casualidad, ya que Serrano se metió en la escapada del día, aguantó los tirones de sus compañeros de fuga y arrancó en su terreno, en las rampas del Monte Jalabert, donde impuso su ley de acero para entrar solo, a lo campeón, y disfrutando de lo mejor del ciclismo con un tiempo de cuatro horas, 37 minutos y 36 segundos. Serrano, que a punto estuvo de dejar el ciclismo tras el Tour 2003, desmotivado, no dejó escapar la oportunidad de su vida para cumplir la razón que le mantenía en activo. Quería una etapa del Tour y la logró en uno de los sitios que no dejan indiferente a nadie, donde hay un peso histórico.
El decano de los hombres de Sáiz ha aventajado en 27 segundos a Vasseur y a Axel Merckx, que sufrieron los efectos colaterales del latigazo de Serrano en la subida final de tres kilómetros con pendientes del 10 por ciento de desnivel. A 1:08 arribó el navarro Xabier Zandio (Illes Balears), un día más buscando la suerte en una escapada. En la "otra carrera" hubo alguna refriega en la subida denominada Jalabert. Ivan Basso volvió a cumplir con su promesa y tiró a reventar en cabeza. Se pegaron como lapas, hasta meta, Lance Armstrong, Jan Ullrich, aunque en principio pasó apuros, y el australiano Cadel Evans. Se dejaron 37 segundos respecto a los ilustres los Rasmussen, quien ya aseguró su maillot de la montaña, Vinokurov, Leipheimer y Mancebo. La general no cambió en la llanura del aeródromo y Armstrong supera ya al legendario Bernard Hinault en días de amarillo: 79 del tejano por 78 del francés. Aún lejos de Eddy Merckx, que tiene 115.
Tres españoles se metieron en la excursión de vanguardia: Zandio, Serrano y Egoi Martínez (Euskaltel). Sus compañeros de viaje eran Kessler (T-Mobile), Roberts (CSC), Merckx, Pellizotti, Vasseur, Voeckler (Bouygues) y Da Cruz (Francaise), todos ellos sin estrenar en el Tour en el Tour, excepto Vasseur. Un grupo de diez que se trabajó a conciencia una jornada rompepiernas, con afán colaborador y espíritu soñador hasta los momentos decisivos. Quince minutos de ventaja en el kilómetro 146 dejaba claro que la gloria esperaba a uno de la decena de cabeza. Los quince últimos kilómetros, con la Cota de Chabrits (tercera categoría) y la subida a la Coix Neuve, o subida Jalabert, tenían que ser los jueces de la carrera, y lo fueron.
Atacó el francés Da Cruz (Francaise) en el primer ascenso, coronó en solitario y en la bajada le pasaron Merckx y Vasseur, Poco después se incorporó Marcos Serrano, que entraba en su terreno predilecto, un ascenso de 3 kms de los más duros de todo el Tour en cuanto a porcentaje medio (10 por ciento). Demarró una vez, una segunda y a la tercera fue la vencida. El hijo del "Canibal" y el francés le vieron alejarse, impotentes No pudieron seguirle. Y así puso Serrano la base para su día de gloria. El comando Saiz volvía a escribir una bonita página en este escenario. Las charlas alegóricas del director deportivo dieron resultado, por eso "había consigna" de estar en la escapada y de intentarlo al final. El gallego sacó su experiencia en clásicas y por eso vivió ese gran momento "que tantas veces había visto en otros ciclistas". El amigo de Pereiro empató a su paisano y compañero de entrenamientos. Ambos volverán a casa como héroes.
La decimonovena etapa se disputará este viernes entre Issoire y Le Puy en Velay, de 153,5 kilómetros, la última oportunidad para buscar la gloria antes de la contrarreloj del sábado. Otra jornada rompepiernas por el Macizo Central, con cinco dificultades, tres cotas de cuarta categoría, uno de tercera y uno de segunda. Hay terreno para la batalla, si quedan fuerzas.