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Críticos de televisión afirman que el código de autorregulación del Gobierno no ha servido para nada

El código de autorregulación (acuerdo entre las cadenas privadas y el Gobierno para evitar contenidos que afecten al público infantil) no ha servido para nada, la calidad de los programas son cada vez peores y la “ética y estética” de los contenidos desciende progresivamente. Estas son las conclusiones que un grupo de críticos televisivos han expuesto en el seminario "A vueltas con la telebasura", dirigido por el periodista Antonio Sempere, organizado por la Universidad Complutense en El Escorial.

El código de autorregulación (acuerdo entre las cadenas privadas y el Gobierno para evitar contenidos que afecten al público infantil) no ha servido para nada, la calidad de los programas son cada vez peores y la “ética y estética” de los contenidos desciende progresivamente. Estas son las conclusiones que un grupo de críticos televisivos han expuesto en el seminario "A vueltas con la telebasura", dirigido por el periodista Antonio Sempere, organizado por la Universidad Complutense en El Escorial.
L D (EFE) Estos críticos televisivos creen además que la entrada en vigor del horario infantil protegido (de 5 a 10 de la noche) no ha modificado los contenidos de las cadenas y tan sólo se han sustituido tacos pronunciados por personajes habituales por los correspondiente pitidos.
 
Estos expertos consideran que para las cadenas generalistas es más importante la cuenta de resultados que la calidad de sus propuestas y alertan sobre el proceso de “espectacularización” de los informativos, que se están convirtiendo en espacios de entretenimiento.

Califican de “falso” justificar una oferta de baja calidad argumentando que es lo que la audiencia quiere ver, pero los espectadores ven lo que se les ofrece. En relación a la televisión pública estatal opinan que ésta debería desmarcarse de esa lucha por la audiencia y aunque afirman que La 2 tiene una programación “modélica”, la primera no acaba de encontrar su camino y se encuentra en una fase de indefinición.

También opinaron sobre las televisiones autonómicas de las que dijeron que muchos de sus contenidos se alejan de los criterios de lo que debe ser una televisión pública y afirman que “apenas la catalana TV3 se salva de las críticas de los especialistas”.  

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