L D (EFE) Así lo manifestó a los periodistas el letrado de la defensa, Gustavo Arduán, tras la toma de declaración de la jueza Estefanía López a los tres agentes (uno de ellos un guardia alumno) que, según el abogado de la acusación, José Ramón Cantalejo, se "autoexculparon" y relataron su versión sobre la "intervención directa" que tuvieron en los hechos del pasado 24 de julio sin que "ninguno acusara al otro".
El letrado de la defensa añadió que "la mayoría de los miembros -de la Guardia Civil- que intervinieron usaron exclusivamente sus manos y la fuerza física de su cuerpo para tratar de reducir e inmovilizar" al fallecido. La toma de declaración se prolongó por unas cuatro horas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Roquetas, donde ya declararon el miércoles pasado otros tres guardias civiles a los que seguirán, el próximo lunes, los tres restantes, entre ellos el teniente al mando del acuartelamiento.
Las imágenes de las cámaras del cuartel
Las grabaciones de tres cámaras podrían aportan luz al caso Roquetas. Según la transcripción de las grabaciones, difundida por la Cadena Ser, la primera de ellas registró la llegada de la víctima al cuartel con la camisa manchada a la altura del abdomen, y el primer forcejeo de éste con los agentes al tratar de introducirlo en las dependencias oficiales.
La segunda cámara resulta fundamental para el esclarecimiento de los hechos, pues se encontraba en la puerta de acceso de los vehículos oficiales, en el patio. Su grabación revela cómo se produce de nuevo un forcejeo entre los agentes y el agricultor cuando intentaban meterlo en un vehículo. En ese momento, "uno de los guardias civiles arrastra al detenido hacia la parte izquierda trasera del vehículo, fuera del ángulo de visión de la cámara", según la transcripción de las cintas.
Poco tiempo antes, el guardia más veterano advirtió "al resto la ubicación de la cámara que les estaba grabando". Unos 25 minutos después, uno de los agentes vuelve a poder ser grabado y se refleja cómo sale del recinto con unos guantes de plástico para después volver a entrar en el cuartel.
La última de las cámaras, situada en la entrada del cuartel, refleja la llegada de la UVI móvil, que "tarda 45 minutos en llegar desde que se produce la paliza".
