(Libertad Digital) Daniel Fernández está imputado por un presunto delito de favorecimiento y tráfico ilícito de sustancias explosivas y forma parte de la "trama asturiana" que facilitó a los terroristas los explosivos con los que finalmente ocasionaron la masacre del 11-M.
Según informa este domingo el diario La Razón, Fernández declaró al juez del Olmo el pasado 18 de abril que "sobre enero o febrero" de 2004 desaparecieron algunas cajas de explosivos. Según su testimonio, "el viernes a las 14 o 14:30 horas había cuatro o cinco cajas en el 2º nivel" pero cuando regresó el lunes ya no estaban. Fernández asegura que denunció este hecho al vigilante Emilio Llano –que también está en prisión desde junio de 2004– y que sólo recibió un "vale" como respuesta. Además, dijo que otros compañeros también se habían percatado de la desaparición.
Fernández también contó que los explosivos "sobrantes" de la jornada no se recogían y se dejaban para las labores del día siguiente. Sin embargo, dijo que nunca vio a nadie sustraer explosivos de la mina "Conchita". También habló sobre José Emilio Suárez Trashorras, el confidente asturiano encarcelado por facilitar a los terroristas el explosivo y los detonadores empleados en los atentados del 11-M. Dijo que "estaba muy loco" y que se preguntaron si tendría que ver con los explosivos desaparecidos.
Los otros dos mineros, que supuestamente también notaron la falta de los explosivos, explicaron con menos detalles lo sucedido. El minero Ángel Morán Suárez, de 38 años, al que se le imputa un delito de colaboración con organización terrorista islamista por facilitar la dinamita y los detonadores, dijo que no recordaba la desaparición de las cajas ya que "al no trabajar con explosivos no miraba si había más o menos cajas y si estaban llenas o vacías". El otro minero interrogado por el juez del Olmo , Manuel Javier González, de 29 años y de Avilés, declaró que tampoco recordaba el asunto. El sumario destaca que "está cansado de ver cajas en el exterior de las bocaminas".