L D (EFE) Kenenisa Bekele, campeón olímpico de 10.000 metros, revalidó con un tiempo de 27:08.33 su corona mundial y junto con Sileshi Sihine (27:08.87) dio a Etiopía el doblete en los Mundiales de Helsinki al cabo de una carrera que tuvo a nueve corredores juntos al entrar en la última vuelta. El keniano Moses Mosop, con una marca de 27:08.96, la mejor de su vida, subió al podio como tercero mientras que el español Juan Carlos de la Ossa, décimo con 27:33.42, fue el primer atleta de raza blanca en cruzar la meta.
Bekele, rey indiscutible del fondo universal desde el declive de su maestro, Haile Gebreselassie, sólo atacó a fondo a 200 metros de la meta, porque a diferencia de la final de París 2003, los etíopes no pudieron quedarse solos por delante. Nueve corredores, una cifra insólita por lo abundante, llegaron agrupados a la última vuelta.
De los 23 corredores en pista, sólo cuatro no eran de raza negra: dos japoneses, un suizo y un español, Juan Carlos de la Ossa. Los etíopes, en busca del segundo triplete consecutivo, asumieron el control de la prueba después de cubrirse el tercer kilómetro en 8:23.20. Soleshi Sihine fue el primero en dar la cara. Después, Abebe Dinkesa Negera, que puso al grupo en fila india.
El qatarí (de origen keniano) Nicholas Kemboi aceleró a 11 vueltas del final y redujo el grupo delantero a 12. De la Ossa, único blanco superviviente, cerraba el tren. Cuando Bekele se puso en cabeza, a 9 vueltas, lo hizo ya con efectos demoledores pero aguantaron los kenianos, Kemboi, el ugandés Boniface Kiprop, el marroquí Abderrahim Goumri y el eritreo Zersenay Tadesse. Las medallas se repartieron en un esprint de 200 metros que premió con la de bronce al atletismo keniano, sometido en los últimos tiempos a la dictadura de los etíopes.
Nueva reina de la velocidad
El qatarí (de origen keniano) Nicholas Kemboi aceleró a 11 vueltas del final y redujo el grupo delantero a 12. De la Ossa, único blanco superviviente, cerraba el tren. Cuando Bekele se puso en cabeza, a 9 vueltas, lo hizo ya con efectos demoledores pero aguantaron los kenianos, Kemboi, el ugandés Boniface Kiprop, el marroquí Abderrahim Goumri y el eritreo Zersenay Tadesse. Las medallas se repartieron en un esprint de 200 metros que premió con la de bronce al atletismo keniano, sometido en los últimos tiempos a la dictadura de los etíopes.
Nueva reina de la velocidad
Williams, experta en finanzas, sucedió como campeona de 100 metros lisos, con una marca de 10.93, a su compatriota Torri Edwards, que a su vez había heredado la corona en París tras la descalificación por dopaje de otra estadounidense, Kelli White.
La victoria de Lauryn, un día después de que Justin Gatlin ganara la final masculina del hectómetro, devuelve a los Estados Unidos la condición de primera potencia indiscutible de la velocidad mundial, que había quedado en entredicho en París 2003.
Campeona panamericana en 2003 con sólo 19 años, Lauryn Williams plasmó en el estadio Olímpico de Helsinki el cambio generacional. La jamaicana Veronica Campbell, sólo un año mayor que ella, ganó la medalla de plata (10.95) mientras que la veterana y máxima favorita Christine Arron sólo llegó tercera (10.98).
La francesa, de 31 años, consiguió hace siete años el título europeo en Budapest con la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos (10.73), que para ella es el verdadero récord del mundo.