L D (EFE) El presidente iraquí explicó que ahora la mayor diferencia es "el federalismo en el sur y el papel de la religión", en referencia a la exigencia de los clérigos chiíes de crear una región autónoma en la rica zona sur del país.
La Comisión Constitucional, de 71 miembros, debe presentar el borrador del texto el próximo lunes para que sea aprobado por el Parlamento. Después, los iraquíes deberán ratificar la nueva Carta Magna en un referéndum, que según el calendario previsto debería celebrarse en octubre, tras el que se celebrarían unas nuevas elecciones.
Los líderes chiíes y kurdos, los dos grupos mayoritarios del Parlamento, han acordado tres asuntos: el nombre y religión oficial del país, el destino de los "Peshmergas" (milicias kurdas) y el futuro de los habitantes de Kirkuk que tuvieron que abandonar la ciudad en los años 70 y 80.
Pero Saleh Mutlaq, un destacado miembro suní de la comisión constitucional, aseguró que su grupo no se siente incluido en estos pactos y que sólo se ha acordado el reparto de los ingresos del petróleo. Mutlaq explicó que los chiíes y los kurdos, que gobiernan en coalición, decidieron que el país se llamará "República Federal de Irak" y que el Islam será su religión oficial. También acordaron, según el líder suní, que los cerca de 100.000 milicianos kurdos presentes en el país permanecerán como una milicia independiente y no se integrarán en el ejército iraquí. Además, los grupos mayoritarios decidieron dar una compensación económica a los miles de kurdos que se vieron obligados a abandonar Kirkuk durante la época de Sadam Husein, que trató de que la ciudad fuera de mayoría árabe en lugar de kurda.
Pero pese a estos acuerdos entre los dos principales grupos políticos iraquíes, las diferencias siguen siendo muy importantes a dos días de la fecha tope para la presentación del borrador de la nueva Constitución. Los kurdos, incluido el presidente del país, Yalal Talabani, y Masoud Barzani, presidente de la autonomía kurda, insisten en que la ciudad, 250 kilómetros al norte de Bagdad, debe convertirse en la capital de la autonomía kurda formada por las provincias de Sulimanyia, Dahuk y Arbil. Sin embargo, tanto los chiíes como los suníes se niegan a aceptar la demanda kurda y mantienen que la rica ciudad de Kirkuk es multiétnica, por lo que no debe pasar a formar parte del Kurdistán.
Según fuentes próximas a la comisión constitucional, durante las reuniones los líderes suníes expresaron su completa oposición a la demanda kurda de que la nueva Carta Magna reconozca la autonomía del norte del país, ya que eso, en su opinión, sería el inicio de la división del país según bases étnicas y religiosas.