L D (EFE) Soares afirmó que también presenta su candidatura porque existe un cierto vacío, en cuanto a los candidatos presidenciales, capaces de suscitar y movilizar el entusiasmo de los portugueses.
Ante una sala abarrotada que contó con la presencia del primer ministro socialista, José Sócrates, y varios miembros de su Gobierno, Soares anunció que no será el candidato del PS, sino "uno nacional apoyado por ese partido". Subrayó que tomó la decisión de convertirse en candidato tras oír a mucha gente en todo el país y darse cuenta del estado de espíritu de los portugueses, "que la catástrofe de los recientes incendios -más de 240.000 hectáreas arrasadas- agravó".
Soares resaltó que es preciso vencer ese estado de espíritu depresivo instalado en el país, que le llevó a cambiar sus propósitos y a "lanzarme de nuevo a un combate político que juzgó decisivo". Afirmó que fue sincero cuando el pasado 8 de diciembre anunció su retirada de la escena política, pero que la presión por parte de amigos próximos para aceptar la candidatura fue decisiva en su decisión final.
También dijo que aunque tendrá 81 años durante la campaña, demostrará que conserva una buena forma física y mental, y que no le mueve la ambición de poder, sino "el amor por Portugal y la fuerte voluntad de contribuir para que todos los portugueses tengan un futuro mejor". También se refirió a la pertenencia de Portugal a la Unión Europea, que dijo que sufre en estos días una indefinición que debe ser vencida con el apoyo de los ciudadanos portugueses. "Portugal no es hoy un país aislado ni tan pobre y atrasado como fue, y en los últimos treinta años pasó por graves crisis que siempre supo vencer", destacó.
Soares definió a Portugal como un país con futuro, que puede vencer a la crisis, y que cuenta con empresas que dan excelentes servicios ("cuando están bien dirigidas") y trabajadores de gran eficacia y competitividad. Se refirió también a las elecciones municipales del próximo octubre, para las que pidió a los portugueses una atención especial, pero marcó la diferencia con las presidenciales, al asegurar que son procesos distintos.
Durante su discurso no se refirió a ninguno de los otros candidatos, en un acto que supuso el hecho inédito de la presentación de una candidatura a la presidencia de la República tras ocupar Soares ese puesto ya en dos ocasiones, entre los años 1986 y 1996. Soares ha sido en su ya dilatada carrera en la vida política lusa ministro de Asuntos Exteriores del primer Gobierno provisional portugués tras la vuelta de la democracia y luego ministro de Estado sin cartera, para en 1976 convertirse en primer ministro en un Gobierno con socialistas e independientes.
En su nueva carrera por alcanzar el Palacio de Belém, no contará esta vez con la ayuda de su amigo y compañero de luchas políticas, el poeta socialista Manuel Alegre, vicepresidente del Parlamento unicameral luso. Alegre anunció que no concurrirá a las presidenciales para no debilitar al Partido Socialista y al electorado de izquierda con su candidatura, tras haber adelantado el pasado julio su disposición a ser aspirante a la Jefatura del Estado.
El pasado día 23 el PCP designó candidato a su líder, Jerónimo de Sousa, que no dudó en anunciar que está dispuesto a retirarse de la carrera electoral si con ello ayuda a que la izquierda frente al candidato de la derecha. De Sousa justificó esa posición ante la posible concentración del voto de centro derecha alrededor de la eventual candidatura de Aníbal Cavaco Silva, que ha aplazado el anuncio oficial de su decisión hasta después de las elecciones municipales del próximo octubre.
Ante una sala abarrotada que contó con la presencia del primer ministro socialista, José Sócrates, y varios miembros de su Gobierno, Soares anunció que no será el candidato del PS, sino "uno nacional apoyado por ese partido". Subrayó que tomó la decisión de convertirse en candidato tras oír a mucha gente en todo el país y darse cuenta del estado de espíritu de los portugueses, "que la catástrofe de los recientes incendios -más de 240.000 hectáreas arrasadas- agravó".
Soares resaltó que es preciso vencer ese estado de espíritu depresivo instalado en el país, que le llevó a cambiar sus propósitos y a "lanzarme de nuevo a un combate político que juzgó decisivo". Afirmó que fue sincero cuando el pasado 8 de diciembre anunció su retirada de la escena política, pero que la presión por parte de amigos próximos para aceptar la candidatura fue decisiva en su decisión final.
También dijo que aunque tendrá 81 años durante la campaña, demostrará que conserva una buena forma física y mental, y que no le mueve la ambición de poder, sino "el amor por Portugal y la fuerte voluntad de contribuir para que todos los portugueses tengan un futuro mejor". También se refirió a la pertenencia de Portugal a la Unión Europea, que dijo que sufre en estos días una indefinición que debe ser vencida con el apoyo de los ciudadanos portugueses. "Portugal no es hoy un país aislado ni tan pobre y atrasado como fue, y en los últimos treinta años pasó por graves crisis que siempre supo vencer", destacó.
Soares definió a Portugal como un país con futuro, que puede vencer a la crisis, y que cuenta con empresas que dan excelentes servicios ("cuando están bien dirigidas") y trabajadores de gran eficacia y competitividad. Se refirió también a las elecciones municipales del próximo octubre, para las que pidió a los portugueses una atención especial, pero marcó la diferencia con las presidenciales, al asegurar que son procesos distintos.
Durante su discurso no se refirió a ninguno de los otros candidatos, en un acto que supuso el hecho inédito de la presentación de una candidatura a la presidencia de la República tras ocupar Soares ese puesto ya en dos ocasiones, entre los años 1986 y 1996. Soares ha sido en su ya dilatada carrera en la vida política lusa ministro de Asuntos Exteriores del primer Gobierno provisional portugués tras la vuelta de la democracia y luego ministro de Estado sin cartera, para en 1976 convertirse en primer ministro en un Gobierno con socialistas e independientes.
En su nueva carrera por alcanzar el Palacio de Belém, no contará esta vez con la ayuda de su amigo y compañero de luchas políticas, el poeta socialista Manuel Alegre, vicepresidente del Parlamento unicameral luso. Alegre anunció que no concurrirá a las presidenciales para no debilitar al Partido Socialista y al electorado de izquierda con su candidatura, tras haber adelantado el pasado julio su disposición a ser aspirante a la Jefatura del Estado.
El pasado día 23 el PCP designó candidato a su líder, Jerónimo de Sousa, que no dudó en anunciar que está dispuesto a retirarse de la carrera electoral si con ello ayuda a que la izquierda frente al candidato de la derecha. De Sousa justificó esa posición ante la posible concentración del voto de centro derecha alrededor de la eventual candidatura de Aníbal Cavaco Silva, que ha aplazado el anuncio oficial de su decisión hasta después de las elecciones municipales del próximo octubre.