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Sadam Husein obtuvo 10.990 millones de dólares por la venta ilegal de crudo cuando la ONU contralaba el petróleo de Irak

El ex dictador iraquí Sadam Husein obtuvo 10.900 millones de dólares por la venta ilegal de crudo sin que le pusiera freno la ONU, que durante los últimos años de su régimen controlaba la venta de petróleo iraquí. Así consta en un voluminoso informe Volcker, de casi 1.000 páginas, elaborado por el equipo que investiga la corrupción y el fraude en la gestión del programa humanitario "Petróleo por Alimentos", desarrollado por las Naciones Unidas en Irak entre 1997 y 2003.

L D (EFE) El programa "Petróleo por Alimentos" fue ideado para que Irak, en los años más duros del embargo impuesto tras la invasión de Kuwait, pudiera vender petróleo a cambio de comprar bienes de primera necesidad. Sin embargo, y pese a que la ONU era la encargada de supervisar la venta de crudo, cometió el error de dejar que la dictadura iraquí seleccionara a las empresas a las que vendía el petróleo, así como a las que compraba los bienes de primera necesidad.

Este mecanismo generó corruptelas tanto dentro de la ONU como fuera, especialmente por el increíble tráfico comercial que generó el programa de la ONU: 64.000 millones de dólares en la venta de crudo y 39.000 millones en la compra de alimentos. Según el informe, Sadam Husein encontró la vía para sacar al mercado petróleo de contrabando a través de sus países vecinos, lo que le reportó 10.990 millones de dólares. Según cita el informe, el régimen iraquí cobró además un sobreprecio a las empresas interesadas en comerciar legalmente con el petróleo iraquí, lo que le supuso otros ingresos de 1.800 millones de dólares.

Por primera vez, los investigadores han desvelado la nacionalidad de las empresas favorecidas por Husein: francesas, chinas y rusas, precisamente los tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad que se opusieron a la invasión del país, en 2003. El propio informe reconoce que el régimen iraquí benefició a estos países porque los consideraba los más favorables al levantamiento de las sanciones, en tanto que prácticamente se excluyó a empresas estadounidenses.

Las compañías rusas lograron contratos por un importe de 19.300 millones de dólares, casi la tercera parte de todas las ventas realizadas bajo el programa humanitario, y cuatro veces más que cualquier otro país. Las francesas obtuvieron contratos por valor de 4.400 millones de dólares, en tanto que las chinas comerciaron con 4.900 millones, si bien esta cifra incluye 2.200 millones de dólares logrados por la filial británica de una empresa estatal china.
 
Según las investigaciones, el mismo patrón se aplicó a la elección de suministradores de bienes, de manera que las empresas rusas y francesas ocuparon el primer y tercer lugar, con 3.800 y 3.000 millones de dólares, en tanto que las chinas se elevaron al octavo puesto del ránking con 1.700 millones.

Estados Unidos y el Reino Unido, por su parte, fueron relegados al puesto 26 y 30 con unas ventas conjuntas de sólo 406 millones de dólares. El informe explica que los gestores del programa humanitario hicieron la "vista gorda" sobre el contrabando del crudo y el cobro de comisiones, básicamente porque su mandato era el de controlar el petróleo vendido bajo el programa. También señala que esta información llegó al Consejo de Seguridad, y nunca se tomó cartas en el asunto.

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