L D (EFE) El presidente del club, Joan Laporta, se había afanado en los últimos días en desvincular a los jugadores de la reivindicación política, pero también en subrayar que el Barca se expresaría apoyando el Estatuto en la Diada.
Se sucedieron las críticas a la decisión del Barca y finalmente, a la hora de la verdad, el gesto consistió en una pequeña pancarta (unos tres metros de ancho por siete de largo, aproximadamente) portada al césped por seis empleados del club con el lema 'Volem un nou Estatut' (queremos un nuevo Estatuto) escrito en letras mayúsculas pero de cuerpo pequeño que resultó indiferente en la grada.
De hecho, el público sólo se excitó cuando el himno de Cataluña, quedó cortado por un problema en la megafonía. Se escucharon entonces los silbidos del público, más ansioso por escuchar el himno y enseñar las señeras que por encender un debate político a pocos minutos del Barcelona-Mallorca.
Finalmente, todos quedaron contentos. El himno volvió a reproducirse por la megafonía, esta vez sin cortes ni problemas técnicos, la gente pudo cantarlo para celebrar la Diada y la pancarta se mantuvo durante unos minutos en el césped: la clase política presente en el palco comprobó cómo el Barca se sumaba discretamente a la causa y Laporta cumplió la palabra que le había dado a Pasqual Maragall, presidente de la Generalidad.