L D (Agencias) En la proposición de ley de reforma del reglamento del Congreso que el PSOE promovió en los últimos meses de Gobierno del PP, los socialistas defendían que de las 24 preguntas que se plantean en cada sesión de control, el grupo que da sustento al Ejecutivo sólo utilizara, como máximo, la cuarta parte. El objetivo entonces era "favorecer la labor de control de la oposición".
La propuesta no sólo se quedó en eso sino que los socialistas la recogieron en su programa electoral. Dijeron entonces que pretendían desmarcarse de la práctica llevada a cabo por el PP en su etapa de mayoría absoluta, cuando no renunciaba a ninguna de las preguntas que le correspondían y además semanalmente planteaba una cuestión al presidente del Gobierno.
Con la reforma del Congreso paralizada una legislatura más, el PSOE decidió aplicar lo que todavía era una propuesta. Limitó sus intervenciones en la sesión de control y llegó a renunciar a interpelar al presidente. Así lo hizo hasta el mes de septiembre. Desde entonces, al tiempo que se han acentuado las maniobras para arrinconar al PP, el objetivo es otro.
Coincidiendo con el debate para admitir a trámite el Estatuto catalán la estrategia del PSOE ha cambiado y ahora los socialistas agotan el cupo que le corresponde como partido mayoritario. Como recoge Europa Press, aunque el grupo parlamentario socialista sigue renunciando a preguntar a su presidente, en las últimas sesiones de control, y también la próxima semana, el PSOE está registrando diez preguntas al Gobierno, que suponen casi la mitad de la sesión del Congreso. La labor de oposición, con menos tiempo, queda de esta manera mermada.